miércoles, 17 de diciembre de 2008

El 0-0 entre Boca y Oriente Petrolero


Boca recibía al Oriente Petrolero de Bolivia por la última fecha del Grupo 1 de la Libertadores 1991. Ambos equpos, junto a River, estaban con 5 unidades y escoltaban al ya clasificado Bolívar. Entonces la ecuación era fácil. Si en ese partido final que cerraba el grupo, Boca y bolivianos sumaban una unidad, ambos quedaban con 6 puntos y dejaban a los de Núñez últimos y eliminados. Y ya desde el vamos la cosa pintó fulera. Porque Boca fue recibido con un estruendoso “....vamos xeneize, que tenemos que empatar, las gallinas de la Copa ya se van....”. Y en casi todo el primer tiempo, sonó el setentoso “...y vamo’ Boca que tenemo’ que empatar... y vamo’ Boca que tenemo’ que empatar... si empatamo’ las gallinas ya se van”. Así que el mensaje fue clarito.
Y clarito fue lo que pasó dentro del campo de juego. Mucho cambio de frente. Mucho toque hacia atrás. Mucho pelotazo sin sentido. Cada vez que los defensores de Oriente tocaban la pelota a su arquero, la cancha explotaba de aplausos. Y como no existía la regla de “los 6 segundos”, el arquero demoraba una eternidad en reanudar el juego. Los propios bolivianos levantaban sus cabezas y miraban a las tribunas, ya que no entendían del todo lo que estaba pasando. Ellos esperaban un vendaval boquense sobre su área y el partido resultaba ser un solteros contra casados después de un asado. El Maestro Tabárez, en una situación incomodísima, decidió mandar a la cancha en el segundo tiempo a Diego Latorre. Y “Gambetita”, siempre contra, fue el único que tuvo la osadía de entrar al área rival, y patear al arco. Y fue visiblemente abucheado por la multitud presente. Los últimos minutos fueron insoportables. Víctor Hugo Morales, indignado, abandonó la transmisión radial. Y a medida que se acercaba el final era más que bizarro ver a los dos equipos tocar hacia atrás mientras la cancha explotaba en festejos y aplausos. Con el pitazo final, y el 0-0 consumado, los jugadores bolivianos, incrédulos, se vieron obligados a ir hacia el arco de Casa Amarilla y levantar los brazos para saludar. Y fueron bañados con una ovación. Ovación tras la cual, la cancha entera entonó un festejadísmo “Chau River, chau River, chau River, chau...”. El árbitro uruguayo, Filippi, presentó un informe en la Conmebol por “falta de esfuerzo” de los dos equipos. Pero todo quedó en la nada, pese a la queja formal presentada por River.