sábado, 20 de diciembre de 2008

Raúl "Pipa" Estévez


Así como hubo una vez que el Muro de Berlín se vino abajo. Así como hubo un día que el Hombre llegó a la Luna. Así de único e irrepetible fue el 20 de abril de 2003.
Y no es que ese domingo por la tarde Boca haya salido campeón ni mucho menos. Ni siquiera ganó un partido clave. Lo que sucedió esa mágica tarde sobre el arco que da a Casa Amarilla, fue que Raúl Enrique Estévez marcó un gol. Su único gol con los colores azul y oro en el pecho.
Y esto nos da pie para hablar de un tipo que estuvo dos años en el club, jugó 38 partidos e hizo 1 solo gol (a Ñuls). Números de por sí lapidarios para cualquier delantero.
Puntero derecho a rajatabla, veloz y bastante repetitivo en sus maniobras. Irse pegadito a la raya de cal hasta el fondo y tirar el centro a la olla.
Arribó a mediados de 2002 en el Boca de Tabárez. Debutó oficialmente el 4 de agosto en un 3-0 a Unión en la Bombonera por la fecha dos del Apertura. Esa noche ingresó por Chelo Delgado faltando diez minutos y un par de piques electrizantes le bastaron para encender la ilusión de los hinchas.
En 2003 tuvo más continuidad de la mano de Bianchi y de las lesiones del mellizo Guillermo. Incluso un par de buenos rendimientos. Pero su falta de gol fue un tema clave a la hora de tener en cuenta a Pipa para probar variantes en partidos cerrados. Y el Virrey, astuto, no quiso que se le caiga moralmente un soldado y le metió una bomba anímica tremenda: lo comparó con Corbatta. Nadie niega que el Pipa tenía cierta habilidad en sus confusas gambetas, pero la comparación terminó de ponerle un bloque de concreto en la ya pesada mochila que cargaba a cuestas.
Encima terminó de quedar relegado al agarrarse a piñas con Barijho en un entrenamiento delante de compañeros, cuerpo técnico y periodistas.
En 2004, relegado y prácticamente sin lugar, entró algunos minutos aislados en dos o tres partidos y al llegar mitad de año, se fue del club. Su carrera, que había comenzado en San Lorenzo, siguió en Botafogo de Brasil, Colón, Racing, Académica de Portugal, Universidad de Chile y Unión Española. Digna carrera para alguien que encima se cansó de decir que no le gustaba jugar al fútbol y que su sueño era dedicarse al automovilismo.