jueves, 8 de enero de 2009

Roberto “Pampa” Sosa


Centrodelantero que llegó a Boca gracias a algunas características que lo hacían ver como el tipo ideal para por fin reemplazar a un Martín Palermo que andaba probando suerte por España.
Alto, de movimientos algo aparatosos y lentos, pero con experiencia europea, potencia, olfato goleador y un cabezazo impactante, el problema del “Pampa” fue cuando tuvo que empezar a correr detrás de la pelotita en una cancha de once.
Llegó al Boca de Tabárez a mediados de 2002 procedente de Udinese de Italia y causó bastante impacto y revuelo su conrratación. Es que tras la partida del Titán a fines de 2000, el xeneize se las había arreglado sin números nueve de jerarquía. Y el arribo de Roberto Carlos Sosa fue visto, en su momento, como una contratación de la puta madre.
Debutó oficialmente el 4 de agosto en un 3-0 a Unión en la Bombonera por el Apertura. Esa noche, sin embargo el destino ya daba una señal de lo que sería su paso en el xeneize. Es que cerca de los quince del segundo tiempo, Tabárez lo sacó y puso a Bracamonte. Y Braca, dos minutos después, clavó el tercer gol. A buen entendedor, pocas palabras.
Se esperaba mucho de Sosa y, la verdad, es que no se vio nada. Por eso tal vez la decepción fue mayor. Quizás una de las más marcadas en los últimos tiempos. Porque para ser sinceros, lo del “Pampa” fue un desastre.
Desconectado de compañeros y errático en pases, Sosa a medida que pasaban sus actuaciones fue haciendo hincapié en un problemas básico: no hacía goles. Y esto se daba por un problema aun mayor: directamente no llegaba a ponerse en situación de gol. Porque a diferencia de otros casos, no es que al “Pampa” le pegaban sus cabezazos en el palo o se los sacaban en la línea. Daba la sensación de estar a kilómetros de hacer un gol.
Para empeorar su situación, empezó a dar muestras constantes de fastidio y enojo cada vez que lo reemplazaban (foto frente a Gimnasia por la Sudamericana).
Jugó en total 9 partidos y se fue de Boca virgen de goles.
Su carrera, que había comenzado en Gimnasia de La Plata y Udinese, tras escasos dos meses en el club, siguió en Ascoli, Messina y Nápoli de Italia. Y posteriormente un retorno al Lobo.