martes, 21 de julio de 2009

Edgardo La Fata


Es evidente que hay jugadores que son tocados por la varita. Desde ya que no es el caso de Edgardo José La Fata, volante ofensivo de aceptables condiciones, generalmente yendo y viniendo por la banda derecha del mediocampo, que surgió de las divisiones inferiores y pegó el salto a primera a mediados de la década del ochenta. Pese a que la varita no le tocó los pies, lo ayudó bastante haciéndolo acreedor de un apellido singular. Y poniéndonos rigurosos, tal vez aquí esté su mayor mérito. En el apellido.
Sino es difícil entender que a veintipico de años de su debut haya mucha gente que aún lo recuerda. Porque estamos hablando de un tipo que jugó apenas 9 partidos oficiales, no hizo goles, no tuvo un partido consagratorio y sin ser un crack tampoco fue un tronco. No se le recuerdan pases gol ni tampoco nada concreto como para tenerlo presente. Pese a todo, en el imaginario popular quedó como un ícono boquense de la década del ochenta. Ganándole tal vez por un pelito a Dykstra y a Irazoqui.
Debutó oficialmente el 13 de octubre de 1985, cuando por la primera rueda de la temporada 1985/86 Boca cayó 0-1 contra los suplentes de Argentinos Juniors en cancha de Ferro. Esa tarde recibió la orden de Don Alfredo Di Stéfano para entrar en el descanso por Alfredo Graciani.
A las dos fechas, tuvo el honor de jugar de diez en el superclásico derrota 0-1 en Núñez, la tarde que Pasucci le sacó punta a sus tapones con la tibia de Ruggeri. Pero La Fata, ante semejante responsabilidad, derrapó. Cumplió un papel bastante intrascendente, se prendió fuego solito y prácticamente quedó descartado para el resto de la temporada.
Recién en el torneo siguiente tendría un poco más de rodaje. Pero siempre con más de lo mismo. Intrascendencia a full. Estuvo en el escándalo de La Plata y acompañó el final del ciclo Zanabria. Su partido despedida coincidió con el último de Marito como técnico. Fue el 21 de diciembre de 1986 en un doloroso 0-3 con Ferro en la Bombonera. Con la llegada de Menotti, tras jugar unos minutos en algunos partidos del verano 1987 (Colonia y Spartak de Moscú) terminó de perder el poco lugar que tenía.
Su carrera incluye, hasta donde pudimos averiguar, solo un partido más jugando para el Racing de Marchetta en la primera fecha de la temporada 1989/90.
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(Enormes gracias a Guille por la gestión y a Patricio por la foto que hace años buscábamos)