lunes, 17 de agosto de 2009

Navarro Montoya vs Bilardo


Entrando en la recta final del tortuoso Apertura 96, la tensa relación entre el Mono y Bilardo alcanzó ribetes inaceptables para lo que se espera de la convivencia de un técnico con un jugador. Hablando en criollo, se tiraron con todo lo que tenían a mano. Y tan inaceptable llegó a ser la situación, que el Mono se vio acorralado, pegó el portazo y se fue de Boca.
La pica (?) venía desde mediados de 1996, cuando el doctor, previo al inicio del campeonato lo había querido limpiar junto a otros referentes por ser un perdedor (?). Esta afirmación incluía entre otros ítems, no contestarle a través de los medios, a los ataques verbales de José Luis Félix Chilavert.
El arquero, moviendo algunas influencias en el poder y jurando poner el hombro al nuevo proyecto, convenció al director técnico de tal manera que hasta logró ser nuevamente el capitán del equipo. Pero a medidas que empezaron a pasar fechas, goles recibidos, cambios de esquema y derrotas abultadas, los trapitos sucios se expusieron a la vista de todos.
A las infinitas prohibiciones de Bilardo de no querer jugadores que hablen con la prensa, se saquen fotos y saluden rivales antes de empezar un partido, se sumaron otras que caldearon los ánimos. Cuando el doctor prohibió sentarse arriba de la pelota, estar cruzado de brazos o usar una media levantada y otra baja en los entrenamientos, el Mono fue la voz cantante de los rebeldes. Y como frutilla, siguió un último pedido que Navarro Montoya tomó casi como un desafío personal. Fue el tema de cambiar las camisetas con los contrarios después de los partidos y a la vista de todos en el campo de juego.
Así fue como el Mono empezó a hacer todo lo posible para sacar de las casillas (?) a Bilardo. Dos dÌas después de perder 0-1 con el Independiente de Menotti, Navarro Montoya habló con la prensa y tiró una bomba atómica: "...soy menottista...". Ya no habría vuelta atrás. El 10 de noviembre frente a Unión (tarde que debutó Riquelme) cruzó media Bombonera para cambiar su buzo con el de Yorno. A los siete días, en cancha de Banfield, saludó y le deseó suerte al debutante Laucha Lucchetti. Y como si todo esto no alcanzara, al martes siguiente usó el buzo de Yorno en el entrenamiento. Demasiado.
Bilardo le comunicó esa misma semana que contra Huracán iba a probar a Sandro Guzmán ya que Boca no peleaba el campeonato. El discurso oficial incluía que si Guzmán andaba mal, al martes siguiente contra Deportivo Español volvía el Mono sin problemas. Pero nadie se la creyó. Ese mismo martes, 26 de noviembre, horas antes del partido en Bajo Flores, el Mono se reunió una hora con los dirigentes. Fue una hora de charla, en donde además de destrozar a Bilardo, anunció que no jugaba más en Boca y que entregaba un poder a un empresario para que lo coloque urgente en el fútbol español.
Pero la salida del Mono no sólo no cerró la historia, sino que sirvió de inició para su parte más quenchi. Y empezó el arquero.
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CFNM: "...Bilardo tiene cosas aberrantes. Le dije en la cara que de arqueros no sabe absolutamente nada. Estuve un año con él y no me enseñó nada. De todos los técnicos que tuve aprendí algo. De Bilardo no...".
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BILARDO: "...a Navarro Montoya lo saqué del equipo porque se comió varios goles...".
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CFNM: "...mi nivel fue bueno. Yo soy hincha, socio y jugador. El está hace ocho meses y no tiene la piel de Boca. Yo recuerdo cuando jugamos la final de la LIbertadores del año 78 contra Deportivo Cali. El dirigía a los colombianos y cuando se iba de la Bombonera, había cola para putearlo... ¿sabés lo que hizo? Con la mano le hacia señas a la hinchada de que tenía la camiseta de Estudiantes pegada al cuerpo. Que lo niegue, que lo niegue...".
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Lo cierto es que Navarro Montoya no atajó nunca más en Boca y Bilardo, a los tumbos y con mil frentes de batalla abiertos, pudo seguir apenas hasta la finalización de ese Apertura 1996.