jueves, 27 de agosto de 2009

Sergio “Zapatilla” Sánchez


Cuando un día alguien inventó el Club del Trueque, seguramente jamás imaginó que dos personas (?) iban a canjear una foto de Evita con la camiseta de Boca por otra de Sergio Germán Sánchez. Así fue como a la propuesta de Lucas Merolla, le sigue este post acerca de Zapatilla, joven surgido de las inferiores con un apodo que podrá causar risa, pero que viene al pelo (?) para diferenciarlo de un tocayo que hubo que sufrir una década antes.
Puntero derecho, veloz y movedizo que a mediados de la década del noventa intentó asomar la cabeza pero que le fue guillotinada por la superpoblación permanente de delanteros que había en esos momentos: Martínez, Tchami, Polillita Da Silva, Tréllez, Carranza y Basay entre otros.
Debutó oficialmente el 24 de julio de 1994 ante Ferro en Caballito por la fecha 14 del Clausura. Esa tarde, fue tirado a la cancha por Menotti a los pocos minutos de un gol del grandote Pobersnik y su ingreso, reemplazando al Facha Tejera, fue con la clara intención de perforar la doble trinchera verdolaga. Por suerte para nuestro debutante y por suerte para Boca, hubo empate. Agónico y dramático, pero empate al fin tras una atropellada de Romay ante un penal que Burgos le tapó a Manteca Martínez en tiempo de descuento.
Jugó algunos puñados de minutos aislados en ese campeonato y en el oscuro Apertura 1994. Siempre como refresco y entrando desde el banco en situaciones límite donde Boca se regalaba a lo loco tirando achiques para tratar de empatar los partidos. Imposible ganarse un lugarse así.
El comienzo de 1995 y la llegada de Marzolini lo encontró renovado en esperanzas pero relegado al igual que siempre. ¿Injustamente? Es difícil bajar el martillo pero lo cierto es que de sus 13 partidos oficiales, sólo 1 fue completo. Ningún gol convertido más poca continuidad lo terminaron de mandar al muere, no sin antes contar con una chance: un mano a mano frente a Goyco en el arco de Casa Amarilla. Pero su puntinazo casi sobre la hora no pudo quebrar el 1-1 ante Mandiyú y su historia comenzó a hacerse irreversible.
Su despedida tampoco nos permite una sonrisa. En abril del 95 por el Clausura, Marzolini lo metió de apuro contra Racing tras un gol de carambola de la Academia que muchos le dieron a Fabbri en contra. Entró por Carranza para tratar de empatar ese partido y evitar que Racing gane en la Bombonera después de casi 20 años, pero poco pudo hacer para evitarlo.
Su carrera terminó siendo un tour alrededor del globo terráqueo que incluyó a Ferro, Banfield, varios ciclos en Defensa y Justicia, Deportivo Quito de Ecuador, Dresden y Carls Zein Jena de Alemania, Aurora de Bolivia, La Louviere de Bélgica, San Martín de Mendoza, Almirante Brown, Cerámica Argentina de Chivilcoy y Huracán Las Heras de Mendoza.