domingo, 27 de septiembre de 2009

Juventud Antoniana 2 - Boca 2


En mayo de 1985, días después de prestarse al bochorno en un amistoso contra Guaraní A. Franco de Misiones, el Boca de Di Stéfano se embarcó en otra patriada que, pese a no terminar en escándalo ni goleada, fue también bastante penosa.
En el marco de un cuadrangular organizado por "Sandoval Producciones" (?), Boca, River, Juventud Antoniana de Salta y Gimnasia de Jujuy se iban a cruzar en un mini torneo concebido con un terriblemente dudoso sistema de competición.
El 4 de mayo debían jugar Juventud Antoniana - Boca en el estadio de GImnasia y Tiro de Salta. Ese mismo día también se enfrentaban Lobo jujeño y River en la Tacita del Plata. Y veinticuatro horas más tarde, sin importar cómo salieran los partidos, habría doble jornada en Jujuy. Primero jujeños contra salteños y más tarde, el superclásico del fútbol argentino. ¿Cómo se iba a definir a un campeón? La verdad, no tenemos ni la menor idea.
El arribo de la delegación a Salta la linda, ya mostró los primeros percances. De hecho, un señor apellidado Ovando, socio del empresario organizador Gustavo Sandoval, se presentó en el lobby del hotel y se disculpó con los dirigentes de Boca Bozzolasco, Jorge Ameal y Raul Martín por no poder pagar en ese momento tal como se había acordado: "...no podemos ahora, pero la plata va a estar mañana en Jujuy...".
Lo concreto es que el sábado 4 Boca fue a Salta y mandó toda la carne al asador con Gatti, Plumero Gómez, Otero, Flaco Fornés, Di Natale, Olarticoechea, Di Gregorio, Sisca, Sergio Giachello, Chino Tapia y Alfredito Graciani.
El partido, en un campo de juego imposible, terminó en un vibrante y emotivo 2-2. Pero lo mejor estaba por venir. Tras el empate, Boca debía abandonar el hotel Huaico-Salta para tomar el micro a Jujuy y llegar con tiempo para la jornada definitoria del día siguiente. Pero los problemas siguieron a niveles insospechados. La conserjería no quería dejar ir al plantel ya que nadie había pagado las habitaciones utilizadas. Tras un rato de tensión y varios llamados telefónicos, tuvo que mediar un representante de AFA para destrabar el conflicto y permitir que los jugadores pudieran subirse al micro y rajar de ese bochorno que crecía como una bola de nieve.
A las ocho de la mañana del domingo 5, ya instalados en Jujuy, aparecieron unos cheques para cancelar el pago por la presentación del equipo titular. Pero los cheques eran diferidos y a los premios, para hablar en criollo. Encima, lo peor fue ver que el importe era bastante menor del cachet que se había pactado. Como a River le pasó algo parecido, hubo acuerdo rápido entre ambos dirigentes y decidieron plantarse, evaluando la posibilidad de no concurrir al estadio hasta que se salde la diferencia de guita.
Como Sandoval no pudo responder los llamados, los equipos de Boca y River se pusieron firmes y no se trasladaron al estadio, dejando de esta manera trunco el cuadrangular. Lo más bizarro fue que a las 12.30 de ese domingo, y ya con 3500 hinchas sentados en las tribunas, los altoparlantes de la Tacita del Plata tuvieron que decir la verdad y anunciar la suspensión del Boca - River. Tras algunas escenas de nerviosismo, se invitó a la gente a pasar por boleterías para recuperar la plata de las entradas. Plata que tuvo que devolver en ese mismo momento Gustavo Sandoval, un sargento ayudante del Ejército Argentino devenido en empresario al que, evidentemente, le salió todo para la mierda.
Días más tarde, consultado Sandoval acerca del tremendo fracaso, tuvo rapidez para escudarse y poner a salvo su incipiente profesión: "...pasa que ese 5 de mayo jugaban Argentina - Brasil en un amistoso televisado. Por eso la gente no fue a la cancha y no pudimos recaudar lo previsto. La idea original era hacerlo el 11 y 12 de mayo, pero esos dias el estadio de Gimnasia de Jujuy ya estaba ocupado por un bingo anual organizado por el Círculo de Periodistas Deportivos de Jujuy...".