miércoles, 9 de septiembre de 2009

Sergio Giachello


¿Puede un delantero sostenerse en el tiempo sin hacer goles? La pregunta admite dos posibles respuestas. En estos años de vacas gordas, evidentemente no. De hecho, hasta Palermo debe soportar algunos murmullos cuando cumple 180 minutos sin mojar. Pero a mediados de los ochenta la situación era muy distinta. Había poco para elegir y casi nada para soñar. Es ahí donde empieza a explicarse un poco la dramática permanencia de Sergio Omar Giachello, un delantero con 44 partidos oficiales y apenas 3 goles convertidos.
Puntero, preferentemente sobre la derecha del ataque, que surgió de las inferiores boquenses. Su debut fue una soleada tarde que debería ser fecha patria. El 7 de marzo de 1982 por el campeonato Nacional, Boca visitó a River en Núñez y le metió un 5-1 épico. Giachello jugó unos pocos minutos al final entrando por otro pibe que en su momento (?) prometió: Matuszyck.
Era muy rápido, algo habilidoso pero con escaso poder de daño a las redes contrarias. Estamos de acuerdo en que nunca se sintió titular inamovible en el equipo pero contando amistosos y todo fueron más de sesenta partidos. Sesenta posibilidades, que aunque fueron en un Boca pobre futbolísticamente hablando, son un montón.
Tras jugar algunos ratos en ese Nacional, el Metro 82 lo tuvo en cancha sólo cinco minutos. Fue una noche de verano en la victoria 1-0 a Quilmes en la Bombonera. Noche más recordada por los graves incidentes en las calles con un hincha boquense muerto que por el triunfo en sí. De terror.
En 1983 tuvo bastante más rodaje si bien no participó del Nacional. En el Metro jugó seguido y fue moneda corriente en los constantes cambios que se hacían en el primer equipo. Y aquí es donde metió sus primeros dos goles. Sin embargo, el barullo que llevaba a cuestas le restó lugar a manos de un meteórico pibe surgido en ese momento: Marcelo Stocco.
Retrocedió un par de casilleros y se preparó seguramente para dar el zarpazo en 1984. Pero no. Los quilombos institucionales más la debacle futbolística hicieron el combo para que no juegue ni un minuto en al Nacional y unos pocos partidos en el Metropolitano. Aquí, en las fechas finales, alcanza su tercer y último gol. Uno de los cinco que Boca le metió al descendido Atlanta una noche en cancha de Independiente.
Cuando muchos lo dábamos por muerto, reapareció fugazmente en 1985. Tuvo algo de regularidad, buenas actuaciones y cero gol en el Nacional e integró distintas formaciones en la temporada 1985/86. Presenció en cancha la delicia que le regaló Pasucci a Ruggeri en el Monumental, fue testigo del bochorno de Centurión frente al Lobo en La Boca y unos días más tarde, casi Navidad de 1985, salió a la cancha de Ferro para jugar contra Deportivo Español. Fue una noche de día laborable y de agónico empate de Stafuzza festejado por toda la hinchada. Se venía el receso y, sin saberlo, Sergio Omar Giachello daba las urras y finalizaba su carrera en Boca.
Su trayectoria, dificilísima de rastrear, incluye aparentemente un posterior y definitivo paso por Chacarita.