martes, 6 de octubre de 2009

Martín Palermo (II) - El gol de cabeza a Vélez casi desde mitad de cancha


Son muchos los nombres y apodos que han definido a Martín Palermo. Desde el simple “Martín” que lo identifica inequívocamente, hasta el filosófico “Optimista del gol” de Carlos Bianchi, pasando por el Loco, el Titán, etc.
Lo cierto es que los calificativos nacen en situaciones especiales. Estos hechos nos convierten en testigos de algo especial, y en el caso de Palermo, de lo sobrenatural.
El 4 de octubre de 2009 pudimos observar una nueva prueba de ello con un gol de cabeza desde 40 metros, nada menos que al Vélez campeón de Gareca, dándole la victoria a su equipo en una de las peores rachas xeneizes de la historia.
Más allá del rótulo que lo defina, es indudable que estamos ante un superhombre-profesional, que nos demuestra que es imposible cambiar el destino. Y como en las películas “Destino Final”, no importa lo que hagan sus personajes. No evitarán lo inevitable.
Ese día el arquero salió a despejar, Palermo cabeceó casi en el medio de la cancha y la pelota se fue derechita hacia el arco del Fortín.
Se puede decir que Palermo no hizo nada. Así lo expresó en el festejo del gol, abriendo sus brazos a la tribuna, levantando los hombros y las cejas como diciendo “...qué le voy a hacer...”, y reverenciando a la hinchada en señal de agradecimiento. Todo esto con una humildad terrible... dando a entender que la aclamación era inmerecida.
En parte nadie le creyó, porque todos saben que es uno de los mejores cabeceadores de la historia del fútbol... pero no importa. No importa si patea con ambos pies, con los ligamentos rotos, con las muletas, o de otras 200 formas. Es su destino final.
Palermo es un hombre marcado por el destino para meter goles, romper récords y resurgir de sus cenizas, aún en contra de su voluntad.


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Autor invitado: el Dr. Anchorena Bergés