lunes, 16 de noviembre de 2009

Roberto Rubén Rosario Prado


Sólo dos veces en la historia se dio que un jugador de Boca se convierta, una vez retirado, en utilero del primer equipo. El primer caso data de 1925, cuando Martín Pupili capitaneaba la tercera división del club. Tres años más tarde, ya retirado, ingresó como empleado y finalmente, en 1930 se hizo cargo de la utilería, la cual no abandonó por los siguientes 30 años.
El segundo caso tiene que ver con Roberto Rubén Rosario Prado, delantero potente y con cierta técnica que en 1980 arribó desde Villa Constitución a La Candela para quedarse 6 años en el Xeneize.
Eran tiempos difíciles por La Boca. Una dura situación económica, deudas incobrables y una huelga que se veía venir y que inevitablemente se produjo, desencadenó, como no podía ser de otra manera, el debut promiscuo (?) de varios juveniles. Así, el 22 de diciembre de 1983, por la última fecha del Metropolitano y para cubrir la medida de fuerza llevada a cabo por la Primera División, la 4ta salió a la cancha para enfrentar a Instituto en Córdoba.
El propio Prado relata el momento de su debut: “...Una mañana estábamos practicando cuando apareció Grillo y preguntó quién tenía el documento en la mano para viajar a Córdoba. Como yo estaba en la colimba y ahí te retenían el DNI, sólo andaba con un permiso provisorio. Le dije que tenía ese papel, si podía jugar así, y me llevó...".
Además recuerda: "...a las 14 teníamos que salir para Aeroparque, porque se iba el vuelo y no llegábamos al partido, que era a las 17. Y al final, arribamos a Córdoba a las 20 y salimos a la cancha a las 21...", recuerda.
Muchos hinchas de Boca recordarán ese partido porque ese día debutó Fabián Carrizo, único en lograr continuidad en ese equipo, pero algunos otros rememorarán que el único gol de esa goleada que se comió Boca, lo convirtió Roberto Prado. Fue un golazo de emboquillada desde afuera del área. Esa tarde, también, le cometieron el penal que Delménico le atajó a Iturrieta.
A partir de ahí y hasta 1986, año en el que quedó libre, únicamente pudo disputar 3 encuentros, todos con derrotas. Uno de ellos fue el 8 de julio de 1984 frente a Atlanta en el que Boca usó camisetas de entrenamiento con los números pintados con fibrón. Los otros dos fueron frente a Newell´s y Temperley, ese mismo año.
En 1985 fue prestado a Juventud Antoniana, volvió a Boca y quedó libre en 1986. Luego jugó un año en Ituzaingó, otro en el San Luis de Chile, el último en la Liga de su pueblo hasta que decidió retirarse. Prado lo cuenta así: "...laburaba y jugaba en una compañía de Acindar. Barría, pintaba, hacía de todo. Pero cerró la fábrica y me quedé sin laburo...".
Poco le duró ser un desempleado más ya que las migas que había hecho como jugador de Boca le fueron útiles cuando un día el reconocido doctor Eduardo Andreacchio lo recomendó para un puesto en la utilería de las Inferiores. Allí permaneció solo dos meses hasta que afortunadamente pegó el salto a la Primera. Conviviendo en la intimidad del vestuario supo ser compinche de las máximas figuras del plantel y hasta sirvió de cábala en numerosas ocasiones.
No obstante, la utilería, ese anexo del vestuario en el que se reparten camisetas, pantaloncitos, medias y botines, también tiene sus problemas. A fines de del año pasado, Roberto fue cesanteado para luego ser desplazado de la utilería más importante del club a la del vóley. ¿Por qué? Aparentemente cayó en la volteada por la conocida discordia entre los referentes del equipo y como no le caía bien a uno de los grupos, la dirigencia decidió moverlo.
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Autor invitado Claudio Aiuto