miércoles, 16 de diciembre de 2009

Hinchas de Boca cruzan nadando las calles inundadas para llegar a la Bombonera


Hinchas varados sobre Patricios
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No nos vamos a agarrar de las colas de turistas que pagan fortuna para entrar a la Bombonera y ver en vivo a la hinchada de Boca. Tampoco vamos a insistir con el silencio atroz o las tribunas vacías cuando los demás no salen campeón. Y ni siquiera va a hacer falta desplegar telones, trompetas, bombos o banderas. La gente de Boca, el Jugador Número 12, es gigante desde el fondo de la historia. Y haciendo un enorme esfuerzo por no chapear con que fue capaz de meter 8.000 hinchas en Tokio, la hinchada de Boca es diferente a todas por actitudes como la del 27 de julio de 1958.
Ese domingo Boca recibió a Lanús en la Bombonera por la séptima fecha del campeonato. El xeneize, bajo la dirección técnica de Bernardo el Nano Gandulla, formó en cancha con Musimessi el arquero cantor, Cardoso, Edwards, Barberis, Mouriño, Schandlein, Nardiello, Bellomo, Herminio González, Juan José Rodríguez y Senés.
Con un gol en el primer tiempo y dos en los últimos quince, el xeneize cerró con piloto automático un triunfo 3-0 sobre el Granate. Hasta acá todo bárbaro. Pero... ¿qué pasó?Que esa fría tarde, en medio de un tremendo temporal sobre Buenos Aires y sus alrededores (?), el partido se jugó como si nada bajo una feroz cortina de agua y con un pequeño detalle de color: parte de la Bombonera y del barrio de La Boca estaban inundados.

Hinchas cruzando la zona del Hospital Argerich

Brandsen esquina Patricios de frente a la Bombonera
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Camiones cargando hinchas para cruzar Almirante Brown
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Los Bomberos Voluntarios asisitiendo a gente que había quedado varada en su intento por llegar a la Bombonera
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Con las veredas altas casi al ras, el agua sólo dejó ingresar al estadio a jugadores, árbitros y gente que llegó muy temprano. El resto de los hinchas y casi todos los medios de prensa, tuvieron que quedarse en las calles aledañas a la espera de un imposible: que la inundación baje rápido. Con el partido a punto de empezar y mucho nerviosismo en el ambiente, los Bomberos Voluntarios de La Boca pusieron a disposición un autobomba para acercar gente a la cancha. A esa iniciativa se sumó un camión alto que cargó más gente. Algunos ansiosos, directamente se arremangaron los pantalones y se mandaron caminando por el agua hasta donde pudieron. Sin embargo, lo más groso (?) estaba por venir. Muchos hinchas empezaron a brazear derecho por Patricios para llegar a la Bombonera. Ah... sin la certeza de que el partido se juegue. De pie señores, eso es Boca.

Según las crónicas, el partido fue un engendro en el que prevaleció el xeneize pateando casi sistemáticamente fuera del área contra el supuesto buen juego atildado del Grana, hoy llamado Tiki-Tiki. Varios sectores del campo de juego estaban completamente anegados y lo más curioso fue la decisión del árbitro Pincirolli por empezar el partido y jamás suspenderlo.



Pese a todo se vendieron 1492 entradas. Una cifra nada despreciable comparada con las 2375 del clásico Independiente-San Lorenzo y las 4541 de Argentinos-Racing en cancha de Vélez. Ambos partidos, obviamente sin estadios ni calles inundadas.