sábado, 6 de febrero de 2010

Alberto “Conejo” Tarantini


Estimados amigos: ¿cómo empezar este post hablando del “Conejo” sin insultarlo o juntando munición gruesa para ejecutarlo? Es difícil de entender que un pibe tan bonachón, gran jugador, sin problemas de perfil o capacidad para jugar también de central se haya vuelto tan sorete detestable. Un predecesor del otro sorete mal cagado jodido de Oscar Ruggeri,
El tipo este, a quien mi viejo tuvo la posibilidad de tratar casi a diario ya que lo llevaba en su auto a las canchas debido a su amistad con Roberto Mouzo y su padre, paso de corderito a lobo feroz sin escalas según él me conto, ya que era un joven de gran talento, hincha de Boca, que desde la humildad y su lógica capacidad de jugador de nivel mundial llegó a ser multicampeón con Boca y campeón del mundo con Argentina, siendo titular indiscutible prestando sus servicios.
Nació en Ezeiza, y si no era por Boca, los aviones sólo los hubiese visto pasar por arriba de su cabeza enrulada. Debutó en Boca un 8 de julio del 73 en un triunfo 2-0 sobre Central llegando a ser campeón Nacional y del Metro 76 y de la Copa Libertadores 77. Dijo de él Rogelio Dominguez, el DT del momento: "...es un marcador de punta con mucho futuro. Fijate que a pesar de los 17 años que tiene, hace todo bien y muy pocas veces se equivoca. Cuando aprenda a controlarse creo que va a ser el mejor en su puesto. No me cabe duda...". Hasta ahí el corderito.
Luego comienza una pelea feroz con el Puma Armando por premios, mejoras de contrato y otras yerbas, amparándose en la famosa ley del 20%.
Cuenta un diario de la época: “...por una ley de 1975, que sólo rige en el fútbol argentino, cuando un jugador firma su vínculo con la institución, está implícita una cláusula de renovación automática que contempla un aumento anual del 20% en los salarios y luego de dos años queda libre. La regla se incorporó para proteger a los jugadores que no llegaban a un acuerdo para la renovación del contrato y que les permitía mantener el nivel adquisitivo en caso de una inflación. Además, los contratos en el ámbito local siempre fueron con una duración menor al mercado europeo. El primer jugador que quedó libre con este reglamento fue Alberto Tarantini (Boca), en 1978...”.
El muy hijo de puta oriundo de Ezeiza se dejó llenar la cabeza por sus minitas (convengamos que para la época ganaba más minas que lo que hoy gana Beckham), por Agremiados y por los nuevos amigos del ídolo, llevando a Boca hasta la encrucijada de dejarlo en libertad de acción y enfrentando a un Puma Armando furioso: “...nunca más te volverás a poner la camiseta de Boca...” le objetó el presidente sintiéndose traicionado por uno de sus jugadores más queridos. De más está decir que a partir de que empezaron sus quilombos en el club no se subió al auto ni en pedo.
Estamos hablando de un pibe de 21 años y en esa época no había ni Cóppola, ni Lombrilla, ni Mascardi, sólo se dejaba llevar por el agua que contenía su cerebro. Supuestamente el pedía solamente un 15% de aumento y el Puma no se lo daba.
Es para destacar que su problema contractual no afecto en absoluto su rendimiento.
Acá se empiezan a tejer todas las conjeturas e hipótesis posibles: que Lacoste presionó asegurándole su titularidad en el Mundial 78 (Carrascosa que era el titular había renunciado), que un Menotti enfrentado con Lorenzo también había ayudado, que Aragón Cabrera hizo el puente para que terminara en River.
Es un caso particular. La gente estaba caliente, jugó el campeonato del mundo libre y se fue al Birmingham City de Inglaterra, luego pasóo a Talleres de Córdoba y en el 81 desembarcó en Núñez. Cómo olvidar cuando volvió a la Bombonera y quedó despatarrado en el tercer gol de Diego, o cayendo en el arco en la revancha en el Gallinero.
El “...cuiden los bolsos, cuiden las carteras, llego la p… de Pata Villanueva...” recordándole el affaire de su esposa en un shopping del exterior, más los insultos y la ironía de la hinchada, lo hizo ser uno de los PRIMEROS TRAIDORES de la historia, utilizando a los ingleses y a los cordobeses para llegar a River.
En definitiva: un defensor extraordinario, de una garra y capacidad técnica de excelencia, encima multicampeón y fachero, una mezcla explosiva para cualquier pibe de 21 años.
Si lo comparamos con el otro defensor mala persona de Ruggeri no se asemeja en nada, ya que en ningún momento le faltó el respeto a la gente ni se besó la camiseta de la contra. Es un caso muy complejo que en su momento levantó polémica, y desempolvando un poco, levanta caca al día de la fecha.
El veredicto es de ustedes: ¿PERDÓN O PAREDÓN AL CONEJO?
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Autor invitado Guyo