martes, 30 de marzo de 2010

Hrabina vs Villarreal (de Guaraní Antonio Franco)


Es verdad que el 21 de abril de 1985 hubo un partido de fútbol entre Guaraní Antonio Franco de Misiones y Boca. Se jugó en Posadas y con tribunas repletas. Pero dadas las circunstancias y en especial, el abultado marcador en contra, tampoco es cuestión de volver a hablar del tema. Ahora la cosa pasa por otro lado.
A los 42 minutos del primer tiempo y con Boca ya perdiendo inesperadamente 0-3, Hrabina y un jugador del equipo local llamado Villarreal fueron a trabar una pelota dividida. El Ruso, ni hace falta aclararlo, se tiró con todo y metió un codazo quirúrgico. Pero Villarreal, tal vez previendo la que se le venía, levantó la suela y clavó una plancha tremenda sobre Hrabina. Cayeron, se levantaron y hasta se insultaron cara a cara. Pero la cosa no quedó ahí. Tras cartón, el misionero le encajó flor de piña en la cara a Hrabina. Y obviamente se armó la goma.
Los jugadores de Boca reaccionaron y coparon la parada. Hubo tumulto, manotazos, empujones y trompadas que volaron por el aire. Bochornoso, pero una linda katinga (?).
Por suerte la gente siguió con asombrosa calma las alternativas del catch. Y eso influyó para que la calma volviera mucho más rápido de lo que se esperaba. Pero Hrabina en décimas de segundo, entendió que no tenía ningún sentido esperar a la próxima pelota dividida para ajusticiar a Villarreal en vivo y en directo. Se pegó un pique corto, atropelló a un policía que cruzó a interceptarlo y le tiró un par de ganchos tremendos. Evidentemente la acción de los uniformados fue clave porque el misionero siguió con vida tras la escaramuza. El árbitro revoleó la roja para los dos y a las duchas.
Al otro día, lunes 22, se llevó a cabo una reunión extraordinaria de Comisión Directiva en la sede del club. A las 7 de la tarde fueron cayendo Don Antonio Alegre, Magdalena, Heller, Cándido Vidales, Asiaín, Abbatángelo y hasta el técnico Di Stéfano. Tras entrar rapidito y en silencio, el tema de fondo pasaba por analizar el resultado catastrófico y las reacciones de Hrabina y Pasucci. ¿Qué hizo Pasucci? Nada. Se fue enojado a los vestuarios cuando todavía faltaban diez minutos para que termine el partido. Una boludez.
Luego de casi tres horas de reunión, los mandamás fueron saliendo y tuvieron que declarar algo ante los micrófonos que esperaban ansiosos ver sangre derramada en Brandsen y las vías. Y arrancó Di Stéfano: “...esto es una vergüenza. No hay derecho a hacer una cosa así, a tomar justicia por propias manos o a irse de la cancha antes del final…”. Teléfono directo para el Ruso y para Pasucci.
Asiaín fue un poco más diplomático: “…nos preocupan la goleada y el escándalo. Esto compromete algunos amistosos que estamos programando en el interior, en fin, es lamentable. Yo creo que el escándalo no lo generó Boca sino un jugador de ellos, pero de todos modos la reacción es injustificable…”.

El martes, algunos medios que pedían sanciones ejemplificadores hacia los jugadores, fueron a buscar al propio Hrabina a su casa para tratar de tirarle de la lengua y hundirlo. Pero el Ruso, bajó tres cambios y puso paños helados a la situación: “...la verdad estuve mal, no tenía que haber hecho lo que hice. Pero ese Villarreal primero me metió una plancha en la rodilla y después me dio un golpe en la cara… fue terrible, Pero sé que con mi reacción le hice un daño a mis compañeros y a Boca. Estoy arrepentido….”. Bien Quique.
No hubo sanciones para los jugadores y Hrabina, que estaba haciendo sus primeras armas en Boca, empezaba a a presentarse en sociedad para que ya se lo pudiera ir conociendo un poco mejor.