martes, 23 de marzo de 2010

Hugo Ávalos


A todos los pibes de las inferiores que llegan a primera del año 2000 para acá y amagan con abrir la boca para quejarse de la realidad que les tocó vivir, habría que sentarlos, acomodarlos (?) un poco y mostrarle cómo eran las cosas un tiempo atrás. O cómo eran las cosas puntualmente en casos como el de Hugo Oscar Ávalos.
Marcador de punta derecho nacido en junio del 64 y que con 20 años fue sacado de apuro de La Candela y tirado a la hoguera que fue el Boca del 84. Huelga de profesionales de por medio, fue usado para entre otras cosas juntar once jugadores y poder salir a los campos de juego. Así fue como vio la luz de la fama en la segunda rueda del Metro pero, como no podía ser de otra manera, en forma accidentada.
Para arrancar hay que hablar de un debut trunco como el que fue en los 65 minutos jugados contra Chacarita en San Martín, partido que se suspendió por una batalla campal entre las hinchadas y terminaría días después sin que se abra el marcador. Tras el arranque fallido vendrían dos piñas en el mentón para jugadores, dirigentes, Marito Zanabria técnico interino e hinchas. Derrotas 1-4 con River en el Monumental y 1-5 con Argentinos haciendo de local en el Bosque platense. Como si toda la malaria no fuera suficiente, es justo recordar que Ávalos ni siquiera pudo moverse en su puesto. Tuvo que jugar de primer marcador central. Lugar de la cancha donde se pagaban todos los platos rotos habidos y por haber.
Tras mucho freezer, desaparición y misterio absoluto, Ávalos reapareció un buen día allá por agosto de 1986, o sea casi dos años después, para jugar dos partidos más. No es que hubiera mucha manteca para tirar al techo pero es indudable que ya había condiciones mucho más favorables. Primero y principal, jugó esos dos partidos haciendo de local en la Bombonera. Y segundo, se movió en su puesto, o sea de cuatro.
Su vuelta a las canchas fue básicamente porque Boca se tiraba de lleno a la Libertadores 86 y Zanabria, técnico ya confirmado en el cargo para ese entonces, lo conocía bien. Así fue como formó mulettos que empataron 0-0 con el Pincha y le ganaron 1-0 a Deportivo Italiano por la primera rueda de la temporada 1986/87. Fueron actuaciones prometedoras y en las que ayudó a mantener el arco en cero pese a estar acompañado por Juan Amador Sánchez, Zacarías y el Oveja Bordet.
Pero así como volvió inesperadamente, desapareció de un día para el otro de la faz de la tierra dejando en las estadísticas 5 partidos oficiales. Y lo de desaparecer es literal. Nunca más jugó en Boca y nunca más se pudo (?) rastrearlo en otro equipo.