miércoles, 14 de abril de 2010

Sergio Apolo Robles


Pérdida de poder y desgaste en la cúpula dirigencial. Más experimento total tirando como DT a un ex jugador. A eso le sumamos un equipo que se arrastraba en la cancha, perdía por goleada y le escapaba al último puesto de la tabla. Mezclamos un poco y le agregamos un toque de jugadores ídolos sinónimos de gloria pero que estaban en el ocaso de su carrera, más algunos pibes de las inferiores que prometían y un par de compras hechas al voleo. Batimos, revolvemos y no hablamos del primer semestre de 2010 sino que retrocedemos 30 años para caer de dorapa en los primeros meses de 1980. En este contexto y ya con un año en el lomo poniéndose la de Boca, era teóricamente el momento de Sergio Apolo Robles.
Puntero izquierdo prometedor llegado desde Ñuls a comienzos de 1979 y con el objetivo de desbancar nada más y nada menos que al Heber Mastrángelo. Debutó no casualmente en un amistoso 0-0 contra la Lepra en cancha de Vélez que sirvió como parte de pago de su pase y el de Berta. Seguramente por ese motivo fue que el Toto Lorenzo lo puso de entrada.
La realidad es que ese año era el inexorable final de un ciclo dorado y Robles fue utilizado bastante. Pero sin darle mucha vuelta, no rindió. Hizo un par de goles como un doblete que pintaba para hazaña y sin embargo terminó en derrota 4-6 contra Estudiantes, pero su nivel estaba a años de luz de lo que se esperaba. Se lo veía lento, tosco, errático con la pelota y con la pólvora mojada. Un combo letal.
Y si 1979 fue flojito, 1980 fue el certificado de defunción. Obviamente de la mano de un equipo que no ayudaba, pero con producciones personales que lo hicieron comer banco y entrar de a ratos cada vez más aislados. Y fuera de ritmo la cosa se hizo más cuesta arriba que nunca.
Jugó en total 31 partidos oficiales, hizo apenas 5 goles (todos en 1979) y reapareció mágicamente a principios de 1981. Fue utilizado por Silvio Marzolini en algunos amistosos de verano días antes que llegaran Maradona, Brindisi, Escudero y toda la troupe de estrellas que ya se venían. Obviamente en este contexto no había ninguna chance de que tuviera rodaje.
Por eso seguramente agarró lo que le pasó cerca y se fue a Sarmiento de Junín. Su carrera, iniciada en Juventud Antoniana de Salta, siguió después en Rosario Central, otro paso por Ñuls y Gimnasia de Mendoza.