sábado, 17 de abril de 2010

Vélez vende a Callá pero solo si Boca se llevaba también a Simeone


Al finalizar el campeonato 1961 y ante los magros resultados obtenidos en ese torneo, Boca decide reforzar convenientemente su equipo. Uno de los jugadores a los cuales apunta es Pedro Eugenio Callá, delantero proveniente de Argentinos Juniors y que en esos momentos jugaba en Vélez. Al negociar con los dirigentes del club de Liniers éstos exigen, para concretar la transferencia, que Boca agregue a la misma el pase de Carmelo Simeone, marcador de punta, con problemas, en esos momentos, con el club velezano. Boca accede y adquiere el pase de los dos.
Callá, delantero zurdo, goleador, rápido y de potente remate, con una breve actuación en el seleccionado argentino, tuvo un paso bastante intrascendente por Boca. Jugó solo 24 partidos, entre oficiales y amistosos y convirtió 5 goles. Lo mas destacable fue el año 1964. Allí convirtió 4 goles, pero sirvieron para cuatro triunfos por 1 a 0 (Huracán, Rosario, Argentinos e Independiente). El conseguido contra los rojos fue fundamental ya que le permitió a Boca casi asegurarse el campeonato.
En cambio Carmelo “Cholo” Simeone se puso la camiseta de Boca y fue como si hubiera sido nacido en la ribera. Se adueñó del puesto de marcador y fue titular indiscutible durante varios años. Un pilar de la inexpugnable defensa de los años 60 completada con el correntino José María Silvero (campeón con Boca como jugador y técnico), el brasileño Orlando (recientemente fallecido. En mi opinión y la de muchos de mi edad, el mejor “seis” de la historia de Boca, por encima incluso del inolvidable Roberto Mouzo y de Walter Samuel) y el gran Silvio Marzolini (ídem Silvero). Esa defensa terminó el campeonato 62 con 18 goles en contra en 28 partidos y en el año 64 la impresionante cifra de 15 goles en contra en 30 partidos (¡0,5 gol por partido! Al ver la actual… ¡dan ganas de llorar!).
Simeone jugó un total de 246 partidos (152 por torneos de AFA, 30 por Libertadores y el resto amistosos). Un marcador de punta implacable. Fuerza, garra, coraje, temperamento y un espíritu netamente boquense le permitieron ganarse el amor incondicional de la hinchada. Excepcional cabeceador defensivo (pese a su corta estatura) y con gran sentido de tiempo y distancia para ejecutar sus famosos “cierres” por detrás de los centrales.
Tenía muy claro que su misión en el equipo era defender y la cumplía a la perfección. No pasaba al ataque ni generaba fútbol desde su posición. Solo convirtió dos goles en su larga carrera, uno en 1966 frente a Colón y el otro por Copa Libertadores frente a Deportivo Quito. Los dos de larga distancia y con grandes fallas de los arqueros contrarios.
Eran célebres sus saques laterales. Los ejecutaba con muchísima fuerza y enviaba verdaderos centros al área en los cercanos al arco contrario. En una ocasión rechazó tan fuerte una pelota que la sacó de la cancha por encima de los palcos.
El auténtico y original “Cholo” Simeone está en el corazón de todos los boquenses. Un grande de verdad.
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Autor Jorge Claudio Joffrés