lunes, 3 de mayo de 2010

La historia de las Boquitas


Cae de maduro que en otro momento de la historia boquense no se podría ni contemplar la mínima posibilidad de que un grupo de porristas en tanga haga pasillo en el campo de juego para recibir, festejar y darle fuerza (?) a la salida del primer equipo de Boca Juniors. Pero para entrada la gestión Macri, y ya con un par de vueltas olímpicas encima, las espaldas de Mauricio eran cada vez más anchas para defender sus iniciativas.
Pero ojo que en esta a Macri no se lo puede culpar de ser el inventor de Las Boquitas. Sólo les dio protagonismo convirtiendo al xeneize en el primer club.del fútbol argentino en incursionar en el ámbito del aliento profesional con coreografías hechas por mujeres dentro de un campo de juego. Pero de la línea de cal hacia fuera, ya hacía bastante tiempo que hacían de las suyas.
Pero empecemos por el principio. Ya en diciembre de 1991 hay registros de un grupo de chicas llamadas Las Boquitas que si bien no pisaban el campo de juego, existían en el mundo Boca de la mano de CP Producciones (?) y como si fuera poco aparentemente cantaban. La cosa pasaba básicamente por su contratación en el terreno privado para todo tipo de fiestas (?) y agasajos. ¿Qué tenía que ver Boca a nivel club con esto? Ni idea. Pero tremendas publicidades en las contratapas de la desaparecida revista “Boca, un sentimiento” hacen suponer que por lo menos Alegre y Heller debían estar enterados.

El tema es que tras varios años de este virtual anonimato hasta compartiendo eventos (?) con los jugadores profesionales, Macri ganó las elecciones y las convirtió en porristas oficiales del primer equipo. Obviamente aparecían solo en la Bombonera y haciendo bailes exóticos antes del partido y en el entretiempo. Imposible olvidar sus llegadas a las áreas y sus agachadas premeditadas que generaban muchas fotos, alguna que otra avalancha y hasta gente colgándose en los alambrados.

Pero pasada la novedad, de a poco empezaron a generar una helada indiferencia. De los chiflidos, cantitos y aullidos del principio se llegaba ya para mediados de 2002 a un casi nulo poder de atracción. Y el golpe de muerte fue asestado por Las Diablitas, las porristas de Independiente. Esas turras (?) les pasaron el trapo, se robaron todos los flashes y a Las Boquitas casi que se les enchufó el respirador artificial.
Hasta que Macri las reinventó a comienzos de 2004. En una jugada maestra (?) y con motivos del lanzamiento de la cuenta regresiva para el Xentenario, el club y la señal de cable Boca TV presentaron a doce nuevas chicas que venían a quedarse para hacer lo mismo que sus antecesoras: alentar al equipo. Eso sí, para ese entonces contaban con una denominación más pulenta: Cuerpo Oficial de Porristas del Equipo Campeón del Mundo.

Las doce chicas fueron elegidas entre una gran cantidad de postulantes y luego de un riguroso (?) casting (?) en la que debieron probar, además de sus dotes para bailar, algunas cualidades como la simpatía, la belleza y sobre todo, enormes dosis de energía para alentar a los jugadores. Las chicas seleccionadas se presentaron el 31 de marzo en el Museo de la Pasión Boquense y ante más de 300 invitados, entre ellos varias celebridades del deporte y el espectáculo, iniciaron una nueva etapa.
Mostraron coreografías de Ariel Tejada y juraron que sus shows podían pelear tranquilamente por la taquilla marplatense de temporada alta. Por si faltaba algo para completar la postal de esa jornada, las chicas posaron junto a Ante Garmaz, Juan Carlos Mesa y Yuyito González.
Igual, el estreno no fue todo lo aceitado que le hubiera gustado al presidente y tuvo un momento de desconcierto. En un momento, el movilero de “Pasión de sábado” se puso una peluca de rulos afro, se calzó unos lentes negros y tiró un “...ahi voy chicas...”. Pero sin que se diera cuenta, las cámaras lo siguieron grabando y lo enfocaron diciéndole a la Tota Santillán “...Tota, mirá la mercadería. Una diosa...”. No era el único al palo. Según afirman había muchos cronistas en llamas cubriendo el evento. Y ante la casi imposible llegada a las porristas, dos promotoras en minishorts de lycra y remera azul y oro tuvieron que tirar al aire las banderas que pensaban regalar en mano a la gente. Revolearon y huyeron. La situación no se desbordó de milagro.

Tras la presentación en sociedad, hablaron las protagonistas. Y dijeron lo suyo. Arrancó Marisol Luque, 25 años y ex bailarina del Show de Videomatch y ex porrista de Racing: “...lo tomo como una experiencia más, pero tiene un plus de adrenalina que no te puede dar ni la televisión, ni el teatro.” Vanesa Grase, de 27, debutaba en estas lides y era pura expectativa: “...no me imaginaba que iba a trabajar de esto. Claro que me gustaría trabajar más en teatro y danza, pero salió y adelante. Me gustan las fotos y la publicidad que te da...”. Sincera la muchacha.
Sin embargo tanta manija no sirvió de mucho y su protagonismo fue cada vez más ninguneado por todos. Y poco pudo hacer Marisa Carreras, la hija de Mercedes, quien había sido convocada para capitanear la movida y conseguir la ropa, armar las coreografías, juntar a las chicas, llevarlas a la cancha, entrar con ellas y hasta acompañarlas a los eventos. Y aquí aparece tal vez el costa más redituable de Las Boquitas.
Ya para mediados de 2007, Las Boquitas se tiraban de lleno a laburar en eventos privados. ¿De qué tenor? Según dicen (?), sus 30 minutos de show recorrían casamientos, cumpleaños de 15, de 90 (?) y hasta nacimientos. Hacían participar a los invitados y hasta regalaban una bandera de Boca firmada por los jugadores. Obviamente se podía contratar a las 12 chicas, pero para bolsillos más modestos había posibilidad de convocar 6 u 8.
Más simólico imposible, tras la partida de Macri de la presidencia de Boca, se fueron corriendo de la escena hasta desaparecer de la faz de la tierra. No sin antes jurar según palabras de su Reina (?): “...siempre nos trataron muy bien y jamás se zarparon. Hasta eran un poco cuidas con nosotras. Y... para ellos éramos las Boquitas y nadie nos tocaba...".