martes, 14 de septiembre de 2010

La final de la Libertadores 1977 suspendida por neblina


La Copa Libertadores de América se había transformado en una obsesión para el presidente de Boca, Alberto J. Armando. Los antecedentes nos tenían como perdedores de la final de 1963 contra el Santos de Pelé, eliminados en rondas semifinales frente a Independiente en 1965, y River e Independiente en 1966, eliminados increiblemente por River con un gol con la mano en 1970, y descalificados en primera ronda en 1971 luego del escándalo frente a Sporting Cristal en la Bombonera.
Armando, un pionero en el fútbol espectáculo y "negocio", pensaba que el club necesitaba afianzarse a nivel mundial y y la mejor forma de hacerlo era siendo campeón de América.
En el ciclo de Juan Carlos Lorenzo comenzado en 1976 con el bicampeonato a nivel local, el sueño comenzó a gestarse con un equipo afianzado, de muy buen nivel, simple y con jugadores muy experimentados en la Copa de 1977. Sin mayores sobresaltos se llegó a la final donde nos esperaba el campeón de 1976, Cruzeiro de Brasil. El partido de ida con la Bombonera a full terminó con el 1 a 0 a favor de nuestro equipo. El domingo 11 de septiembre de 1977 podía ser el día esperado si no caiamos en Belo Horizonte, pero un disparo de Nelinho, todo un especialista, desde casi su campo en un tiro libre cerca del final, fue "mirado" pasar por Gatti y el 0 a 1 nos envió a jugar un desempate a Montevideo a las 48 horas como marcaba el reglamento de la época. El martes 13 mostró una ciudad de Montevideo tapada virtualmente por la neblina. Eso hizo deliberar largas horas a los directivos que finalmente decidieron suspender la final por 24 horas esperando mejores condiciones. Desde este lado del río lo ocurrido cayó literalmente como anillo al dedo. Miles de hinchas de Boca que no habían viajado, aprovecharon las 24 horas de gracia y reventaron los medios existentes al momento, aliscafos, ferrys, aviones y lanchas transportaron casi diez mil personas extras. Así la noche del miércoles 14 la tribuna América del Estadio Centenario se mostró colmada de hinchas xeneizes que se batían a duelo de cantos contra los hermanos (?) uruguayos que con pasión y sín disimulo alentaban ruidosamente a Cruzeiro que casi no tenía simpatizantes llegados de Brasil. El clima no había cambiado demasiado, durante el primer tiempo la neblina dificultaba notoriamente la visual , los hinchas de Boca no veían el sector opuesto de la cancha, la tribuna olímpica, y encima el equipo esa noche se vistió con camiseta blanca.
Avanzada la noche y el partido , con un dominio abrumador y esteril de Boca, la neblina se disipó y permitió ver tranquilamente la definición por penales, en la cual el último remate de Cruzeiro parado por las manos del Loco Gatti otorgaba al presi de Boca el premio mas deseado.
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Autor MIGUEL SARFSON