miércoles, 8 de diciembre de 2010

Andrés Rebottaro

Llegó el día, hoy tengo un parcial y ahora empiezan las preguntas. ¿Me habré preparado bien? ¿Estoy en condiciones? ¿Acá puedo mandar fruta? Son cosas que uno nunca sabe hasta que termina de soportar esas torturas. El caso que homenajeamos hoy nos hace acordar a las palabras que usaba Borghi cuando decía que “...dirigir a Boca es como hacer un Master...”. Con las dificultades que eso puede implicar para cualquier estudiante.
El alumno Andrés Orlando Rebottaro llegó a este posgrado reconocido mundialmente luego de una larga carrera de estudios en una institución rosarina llamada Newell´s. De conducta intachable, “Tito” aprobó el secundario hasta que a los 18 llegó a la universidad de este equipo. Así fue que dio su primer parcial, y al parecer lo aprobó, porque lo dejaron continuar progresando en su carrera. Más tarde se preparó para el segundo, y así sucesivamente, aprobando generalmente con buenas notas.
A medida que pasaban los años y su famoso bigote crecía, Rebo (?) seguía rindiendo sin importar qué profesor se le pusiera enfrente. Es más, su buen nivel hizo que lo llamen de la Selección Nacional para representarla en una Copa América. Y un buen día uno se recibe, se despierta y se da cuenta que no tiene que ir a cursar más. Pero este alumno ejemplar con 26 años abandonaba el complejo educativo y se enfrentaba a una gran oportunidad: demostrar que todo lo que había logrado no había sido casualidad. Para mejorar sus conocimientos, después de 251 parciales, decidió hacer un verdadero posgrado. Se trataba nada más ni nada menos que demostrar sus cualidades en la institución más importante de la Argentina: Boca Juniors.
Así fue como un 13 de mayo de 1979 se presentó a su primera clase como marcador de punta. Tímidamente saludó a sus colegas y aguantó una clase aburrida que no tendría goles. A partir de ese entonces fueron cada vez menos las clases a las cuales asistió, volvió recién en junio, otra vez al mes siguiente y así fueron pasando las clases hasta que en noviembre, sin mucho ruido, se despidió de esta universidad sin haber aprobado una sola materia en las 9 chances que tuvo.
Cabizbajo y mal herido decidió volver a recintos más tranquilos para terminar sus estudios. Pasó un año por Tigre y otro año en Colón, pero ya en el 81 decidió abandonar finalmente la universidad. Era hora de rehacer su vida.
No sabemos qué hizo fuera de las universidades. Lo que sí sabemos es que en un momento se aburrió y volvió, pero esta vez como profesor. Pasaron varios años y en los albores de la década m*n*m*st* fue docente en el “Decano” de Tucumán, después estuvo en Newells y Aldosivi, para retornar a Tucumán en donde no pudo encontrar un lugar fijo. Claramente era uno de esos profesores que uno nunca quiere tener, ese profesor que no te enseña nada en clase y después cuando vas al parcial te das cuenta que no sabés nada, ese que dice que nos relajemos, que todos vamos a aprobar y nos ve a todos en diciembre, Trasladado al césped: un vendehumo.
No sé si este profesor, que en la actualidad está en Talleres, vaya a leer mi ensayo. No sé si me preparé bien para este examen. ¿Habré tirado mucha fruta? ¿Vio el profesor cuando me copiaba de mi compañero? ¿Llego al 4? Son muchas preguntas sin respuesta. Sólo puedo decir que lejos de la parodia universitaria, este gran jugador en Newell´s paso sin pena ni gloria por Boca y así siguió un largo camino de jugadores de los cuales nunca nos vamos a acordar de su existencia.
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Autor Mero