martes, 14 de diciembre de 2010

Rubén Cantero


Se habrá cagado en las patas puesto loco de alegría cuando en un entrenamiento allá por marzo de 1997, el Bambino Veira lo agarró del hombro y le dijo, palabras más, palabras menos “pibe, vení que te firmo un autógrafo el domingo jugás de titular...”. La hora de Rubén Darío Cantero, delantero hábil y número puesto en los seleccionados juveniles de Mostaza Merlo, había llegado.
Finalmente no fue un domingo en donde irrumpió como titular. Boca recibió a Huracán de Corrientes en la Bombonera en el codificado del viernes 14 de marzo y pelando un tridente con Manteca Martínez, nuestro homenajeado y Pascualito Rambert. La idea calculamos que habrá sido apabullar a los correntinos y sobre todas las cosas, tratar de borrar el papelón de cinco días atrás en el Nuevo Gasómetro.
Pero enfrente estaban el Coco Reinoso y otros filosos botines que metieron duro de arranque. Así fue como a los 38 del primer tiempo y luego de trabar un par de pelotas, Cantero dijo no va más y salió todo maltrecho. Su reemplazante fue Matellán que se fue derechito para al fondo luego de que Toresani se adelantara unos metros. Así que sentadito en el banco vio como Manteca se la pasaba puteando a los socios festejando en cada uno de sus cuatro goles. 
Toda la expectativa creada alrededor de su figura (?) los días previos, obviamente se desinfló en el acto. Imposible saber si los nervios le jugaron una mala pasada o si físicamente no estaba preparado para la alta competencia. O las dos cosas. Lo cierto es que recién volvería a salir al ruedo en la última fecha de ese Clausura cuando el Gringo Pogany como técnico interino mandó a la cancha en Jujuy una de las formaciones cuya foto sería de incalculable (?) valor. A saber: Sandro Guzmán, Zapella, Del Río, Matellán, Gallo, Raúl Peralta, Cagna, Luis Calvo, Suchard Ruiz y Pedro González. Ese 0-0 final con el Lobo jujeño fue su segundo y último partido con la azul y oro.
La temporada siguiente recorrió a préstamo las canchas del ascenso con la camiseta de Nueva Chicago. Meses más tarde volvería a Boca pero sólo para firmar unos papeles y pasar a convertirse en jugador libre.