martes, 11 de enero de 2011

Roberto Colautti

No parece una importante trayectoria (?) jugar 19 partidos oficiales y marcar 3 goles en la primera de Boca, Pero hay un pequeño detalle que vale por mil (?) en uno de esos encuentros. Para los hinchas y seguramente para el recuerdo del propio Roberto Damián Colautti: la calurosa tarde del 27 de noviembre de 2003 en el Cilindro de Avellaneda.
Nuestro homenajeado desde ya no se inmortalizó a la altura de un Benetti, pero hizo lo suyo y bien para definir ante la salida de Limia y empezar a abrochar el Apertura. Ese gol abrió el marcador de la victoria final 2-1 y ayudó a que la jornada se cierre a toda orquesta con vuelta olímpica y Carlos Tévez sentado sobre el travesaño cantando contra la selección Argentina. Cómo debe ser (?).
Aunque no lo parezca, claro que hubo vida para Colautti antes y después de semejante tardecita. Nacido en mayo de 1982 en la provincia de Córdoba, su derrotero en las inferiores boquenses fue lo bastante llamativo como para no desconocerlo. De movimientos rápidos y nada negado con la bocha en los pies, sus goles de a cinco en la reserva le colgaron el cartelito de promesa y lo catapultaron a primera de la mano de un técnico que entre muchas virtudes sabía aprovechar los momentos de cada jugador.
Así fue como su ingreso se dio paradójicamente por otra promesa que ya a esa altura no daba signos de vida (?). Fue la tarde del 29 de abril de 2001 contra Independiente en la Bombonera cuando faltando 20 minutos recibió la arenga de Bianchi y entró por el Pollo Herrera para hacer barullo en lo que era derrota 0-1. Por suerte, dos goles del mellizo Guillermo a Passet sobre la hora dieron vuelta ese clásico del Clausura y lo dejaron bastante bien parado de cara a lo que se venía: la transición. Jugó algo más por el campeonato local en formaciones donde el Virrey ponía a los suplentes que se encontraban mejor físicamente y también en la ninguneada Copa Mercosur. En el segundo semestre tuvo una sola aparición pero que valió la pena (?). Pese a la derrota 0-1 frente a Talleres en el Chateau pudo llevar en la franja oro el nombre de su mamá, gracias a la iniciativa de Quilmes por el Día de la Madre.
Tras el no de Bienchi para seguir, evidentemente cayó en la volteada típica ante el comienzo de todo ciclo nuevo. Así fue como anduvo a préstamo por el Lugano de Suiza y más tarde Banfield. Pero el destino le tenía guardado aquel 27N (?), de manera que pegó la vuelta e integró el plantel que metió Apertura e Intercontinental 2003. Y ojo que no solo vio la luz el día de la consagración. Participó en recordados encuentros como los triunfos a San Lorenzo con gol de Iarley y una tarde que los hinchas millonarios tomaron el Hall e hicieron cacerolazos antes de romper todos los vidrios seguramente no recordarán de buena manera: el Baile del Siglo.
Sobre el final del Clausura 2004 y con Boca tirándose de lleno a una nueva Libertadores, tuvo algunos minutos más de rodaje. Los penales en Manizales y el fin de temporada fueron a la vez su despedida de Boca. Su carrera siguió en el Maccabi Haiafa, donde se nacionalizó israelí y hasta jugó en la selección de ese país. Se tomó un tiempo en el Borussia Moenchengladbach y volvió a Israel, el que da la sensación de ser su lugar en el mundo. Allí actualmente corretea en el Maccabi Tel-Aviv.