domingo, 20 de febrero de 2011

Alberto J. Armando vs Miguel Zappino

En 1972 quien en esos momentos ostentaba el cargo de vicepresidente segundo de Boca, Miguel Zappino, comenzó a cuestionar seriamente las decisiones que se tomaban en el club, todas por obra y gracia del mandamás xeneize Alberto J. Armando. Se opuso totalmente a las compras de Oscar Pachamé y Miguel Malbernat, se enfrentó con el técnico de turno, el chileno Fernando Riera y cuestionó el alejamiento del club de algunos históricos como Angel Rojas, Oscar Pianetti y el peruano Julio Meléndez Calderón.
El enfrentamiento prosiguió durante todo el año y principios del siguiente y si bien fue cada vez mayor, nada hacia presagiar en lo que finalmente concluiría.
Armando, quien ostentaba el poder respaldado con la mayoría de la Comisión Directiva decidió ponerle punto final al tema y para ello convocó a una reunión a realizarse el día 24 de abril de 1973 en la sala de reuniones del club.
El ambiente en el momento de la reunión ya estaba bastante caldeado. Partidarios de uno y de otro gritaban y se insultaban mutuamente. Un grupo de hombres de gran tamaño y aspecto amenazante también dieron el presente en la sala. Era el grupo de luchadores del club (¿barras bravas de esos años?).
Rápidamente se trató y aprobó lo que Armando deseaba: Miguel Zappino fue destituido de su cargo de vicepresidente segundo y degradado (?) al cargo de vocal sexto.
En esos momentos estalló el mayor escándalo del que se tenga memoria en ese lugar del club. Alguien hizo estallar unas bombas de gas lacrimógeno, volaron sillas, patadas, trompadas y se utilizó cualquier elemento contundente que se encontró para golpear a los ocasionales adversarios. Se escucharon disparos de armas de fuego. Algunos llegaron a contar hasta veinte aunque el posterior informe policial dio cuenta de doce impactos en las paredes y el mobiliario.
La sala de reuniones del club quedó totalmente destrozada .Sillas y vidrios rotos, el cristal que cubría la mesa de reuniones totalmente destrozado y el aire cubierto de un gas irrespirable.
La llegada de la policía puso un poco de orden. Hubo heridos, lesionados, todos contra la pared y detenidos. Armando con los ojos llorosos y los cristales de sus lentes empañados acusaba a los zappinitas (?) de ser los generadores del caos, mientras que estos, obviamente, responsabilizaban por todos los desmanes al grupo oficialista.
La policía llevó a varios detenidos a la seccional más próxima y el grupo de CD que se quedó prosiguió con la reunión en otra sala mas pequeña, para tratar, según ellos mismos manifestaron posteriormente, asuntos de rutina. Una página negra negra en la historia del club.
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Autor Jorge Claudio Joffrés