lunes, 30 de mayo de 2011

Boca le gana a Peñarol en el Centenario con dos jugadores menos

La historia de Boca Juniors está llena de páginas gloriosas y triunfales. Pero los cimientos son, sin duda, apuntalados por hazañas que a lo largo de la existencia del club fueron, son e irán reafirmando una y otra vez una mística que aunque cada tanto algún otro equipo quiera apropiarse, Boca la lleva pegada a la piel desde su fundación. Basta con leer por ejemplo algunas estrofas de su himno: “electrizan tus colores, viejo Boca vencedor y en los campos de combate es glorioso tu pendón”. O basta con ver jornadas como la del jueves 17 de julio de 1986 contra Peñarol en Montevideo.
Aún en sus momentos más flojos, Boca siempre se caracterizó por descolgarse con epopeyas que sorprendieron a propios y extraños. ¿Tiene explicación? Podríamos citar las palabras de Gatti en el mismísimo vestuario del Centenario post triunfo a Peñarol: “...Boca es un equipo como tantos otros. Pero tiene una camiseta...”. Todo dicho. Pasemos a los hechos.
Noche de Copa Libertadores donde por el grupo I, Peñarol recibe a Boca en el Centenario. No estamos hablando del mejor equipo Carbonero de la historia, pero Alvez, Domínguez, Russo, Herrera, Rabino, Acosta Silva, Trasante, Da Silva, Vidal, Morena y Aguirre, más un Centenario en estado de ebullición, más una terna paraguaya, montaban un escenario complicado. Lo de la nacionalidad de la terna arbitral no es un dato antojadizo. En las viejas Copas Libertadores, terna paraguaya significaba ayudín al local. Guste o no, esto era así.
Igual, nada para reprocharle al juez Juan Francisco Escobar cuando expulsó al Quique Hrabina a los 15 del primer tiempo tras su tercera patada criminal sobre un delantero aurinegro. Y mucho menos podemos cuestionar al árbitro cuando a los 30 tuvo que cobrar un penal para Boca tras una gloriosa pared Graciani-Tapia-Graciani que terminó con el Murciélago derribado por Alvez. A Tapia le atajaron el penal pero de rebote reventó la red del arco que daba a la tribuna de Boca. Tribuna que estaba llena de punta a punta.
Pañerol se vino encima y acá es donde apareció en toda su dimensión la figura de Hugo Orlando Gatti. El Loco empezó a descolgar centros, sacar tiros de media distancia y tapar mano a manos. Un monstruo total. Pero la cosa iba a complicarse más cuando Pasucci se fue expulsado a los 15 del segundo tiempo por protestar un tremendo penal sobre Tapia obviamente (?) no cobrado.
Acá es donde siguió dando cátedra Gatti, pero sumado a la vieja garra boquense que enmudeció al Centenario cuando diez minutos más tarde, siendo 9 contra 11, el Tuta Torres se mandó una apilada sobre la izquierda, tiró al arco y Alvez dejó la pelota casi muerta para que Graciani la empuje al gol. Minutos antes, Marito Zanabria ya había metido mano poniendo a Krasouski por Tapia. Y tres minutos después del 2-0, Juan Amador Sánchez reemplazó al Tuta Torres. La formación inicial de Gatti, Abramovich, Higuaín, Pasucci, Hrabina, Melgar, Stafuzza, Olarticochea, Tapia, Graciani y el Tuta quedó reducida a Gatti, Abramovich, Higuaín, Juan Amador Sánchez, Olarticochea de tres, Melgar, Krasouski, Stafuzza y Graciani. Y a cortar clavos.
Un gol del Potrillo Morena a los 31 y dos claros offsides de delanteros locales no cobrados por el juez hicieron de los últimos minutos un tobogán hacia el área de un Boca que se dedicó a patear la pelota lo más lejos posible y confiar en Gatti para aguantar la victoria. Cosa que pasó y convirtió al Loco en la figura indiscutida del partido. Y en los vestuarios, los micrófonos buscaron desesperadamente su palabra: “...hoy estaba motivado, con ganas, y me salió el mejor partido de los últimos tiempos. Desde que reaparecí hace un año y medio vengo en buen nivel, parejo, pero el de hoy fue el mejor partido. Si hasta saqué una volando en el primer tiempo. Volando yo. Nunca más vuelvo a atajar como en esta noche. Estoy contento por lo mío, pero más por Boca. Como se la jugaron todos, el Vasco me emocionó. Está vendido, tiene el futuro asegurado y se jugó la pierna en cada cruce, en cada trabada. Después la gente dice que los jugadores piensan sólo en la plata...”. Cuando lo consultaron puntualmente por su actuación, habló sin nada parecido a un caset: “...la verdad, no es lo mismo jugar contra Cutral-Có que contra Peñarol. eso te da otra predisposición. Y además son días, hoy estaba iluminado poir el de arriba...”.
El que también habló a modo de análisis, fue el técnico Zanabria: “...esta es una alegría parecida a la del 4-1 contra Ñuls. El equipo está creciendo y es una pena el alejamiento del Vasco, pero nos vamos a arreglar. Krasouski no tiene tanta dinámica como él, pero es ordenado y tiene experiencia. Lo va a sustituir bien, estoy seguro...”.
Los festejos de los jugadores boquenses por la hazaña llevada a cabo en Uruguay tuvieron lugar en el vapor de regreso hasta que pudo anclar en la Dársena Sud casi al amanecer del viernes 18 de julio de 1986. Apenas 48 horas antes de la presentación contra Estudiantes en la Bombonera. Ocasión en la que el DT se vio obligado a rotar el once titular.