lunes, 2 de mayo de 2011

José Bravo

Luego de una valiosa investigación del hincha de Arsenal Boca Miguel Sarfson, quedó muy bien aclarado que Di Gregorio jugó oficialmente 4 partidos en la primera de Boca mientras que José Alberto Bravo, nuestro homenajeado de turno, disputó 5 encuentros. Y no al revés, como aseguraban algunos medios de la época. El eje de la discusión (?) pasaba por lo ocurrido en la Bombonera el 21 de julio de 1985 con motivo del choque ante Vélez por la tercera fecha del campeonato 1985/86. ¿Qué pasó? Que con el 2-1 puesto por Graciani el que entró faltando nueve minutos fue Bravo y no Di Gregorio. Decisión que no le salió muy bien que digamos a Don Alfredo Di Stéfano ya que su intento de reforzar la trinchera fue en vano si tenemos en cuenta el empate final anotado por Cucciuffo en tiempo de descuento arrojándose al piso casi desde la raya de fondo. Un gol que dejó en evidencia a la defensa xeneize por no poder sacar jamás la pelota del área tras varios rebotes.
Su debut había sido siete días antes contra Ñuls en el Parque Independencia. Tarde soleada pero de derrota 0-2 en una zaga que Bravo improvisó junto a Matabós de cuatro, Tata Brown de dos y Hrabina de tres. No es que Bravo haya sido responsable de la derrota ni mucho menos, pero su arribo reciente tras el boom (?) de Huracán Las Heras en los Nacionales le daba en teoría cierta chapa comparado con la incógnita que era el plantel de Boca a comienzos de ese torneo tras un 1984 escalofriante.
Nacido en junio de 1959 en Vicente López, correteó un rato durante la paliza 6-0 a Gimnasia en el Bosque platense y volvió a tomar un poco de aire para posicionarse como garantía de algo (?). Pero nada que ver. Contra Deportivo Español en cancha de Boca hizo dupla con Pasucci pero los desacoples defensivos fueron alevosos y el Gallego se puso en un ratito dos goles arriba. La Pepa Irazoqui salvó ropa con el 2-2 final pero la imagen de Bravo se había caído a pedazos. Y Di Stéfano, ya grande y con tolerancia cero, tomó cartas en el asunto. Armó mil defensas (?) de ahí en adelante, pero Bravo jamás volvería a ser de la partida. Paradójicamente su último partido fue en la despedida de Don Alfredo de Boca. Tras perder 0-2 con Talleres en el Chateau por la última fecha de la primera rueda, Alegre se metió en el vestuario a cuestionar algunas decisiones y el DT pegó un portazo histórico. Esa tarde, 10 de noviembre de 1985, Bravo se despedió de Boca jugando de volante y no haciendo pie nunca en un primer tiempo donde la T pegó un baile descomunal y sacó el pie del acelerador.
Los aires de renovación que trajo enseguida la llegada de Marito Zanabria en 1986 lo volaron llevándolo directo a tierras cafeteras, más precisamente al Bucaramanga de Colombia, donde siguió su carrera futbolística.