domingo, 11 de septiembre de 2011

Boca deja de venderle entradas a sus hinchas cuando juega de local

Avisamos de arranque que este post es el único que hasta el momento nos da vergüenza escribir. S, muchísima vergüenza. Porque ni siquiera perder 9 a 1 con el Barcelona en el Nou Camp se acerca a semejante grado de disparate. Y lo que es más grave, es que hay que terminar aceptando como normal medidas que no lo son. Medidas que encima fueron impulsadas por los propios dirigentes de Boca y que fomentan situaciones insólitas por ejemplo en el ranking de racaudaciones de AFA. Ahí quedan en evidencia hechos cómicos, como que River salga primero en recaudaciones, pero también hechos dramáticos (?) como que 19 equipos aparezcan y Boca brille por su ausencia. En realidad los que brillan por su ausencia son los responsables de gritar a los cuatro vientos que Boca no vende entradas a sus simpatizantes para los partidos jugados en la Bombonera. El mundo al revés. Una locura pergeñada y camuflada bajo la presidencia de Mauricio Macri y que un par de años después, allá por 2009, tuvo su confirmación descarada. Y que lo único que hace es atentar contra los hinchas de Boca y lo que es casi peor, contra la esencia misma del club más popular de la Argentina. Porque no jodamos, Boca es pueblo. En carnaval o cantando fuerte ante una derrota, pero es pueblo, es su gente como un jugador más y convencida de que es un jugador más. Y eso, justamente hace diferente a Boca de todos los demás equipos del mundo.
Boca no es un par de copas arrumbadas en el Museo para que un contingente de turistas noruegos le saque fotos. Bienvenidas esas copas, pero lo otro tiene que estar sí o sí. Sino ¿qué nos diferenciaría realmente de, por ejemplo, Independiente? Seríamos prácticamente iguales, y por supuesto que no lo somos. Con todo el respeto que se merece un club como Independiente.
La cosa es que algo que fue y debería ser lo más natural del mundo, un buen día pasó a ser parte del pasado. Un pasado donde por ejemplo las entradas se vendían en las viejas boleterías ahí mismo debajo de los palcos y provocaba que la gente copara la calle Del Valle Iberlucea, hiciera una fila y con tiempo o casi sobre el filo mismo del partido entrara a la cancha. Así de fácil funcionó durante décadas. La foto es apenas un documento de un partido común y corriente: 2 de septiembre de 1990, tercera fecha del Apertura contra Unión de Santa Fe.
Ya más acá en el tiempo, a mediados de los noventa y casualmente (?) tras las elecciones de 1995, las boleterías fueron mudadas a dos cuadras de la Bombonera cosa que no impidió que los hinchas no socios pudieran seguir comprando sus entradas, incluso el mismo día del partido. Pero de pronto algo nos perdimos en el medio y hoy somos testigos de una cruel paradoja: en pleno 2011 en un club que tiene cámaras de vigilancia, molinetes, seguridad privada, carnets con banda magnética, sitio web oficial, departamento de marketing y hasta Pago Fácil para el expendio, no se venden entradas para que los hinchas no socios puedan ir a la Bombonera.
Si ponemos un poco de buena voluntad podemos entender que dada la cantidad de socios que tiene Boca, se tenga que llegar a la medida extrema de no vender entradas en algún partido en particular y de altísima convocatoria, como pudieron haber sido los superclásicos cuando River estaba en la A. ¿Pero para ningún partido de Boca en la Bombonera se pueden vender entradas? No puede ser. Así como suena. No puede ser viejo.
Rezamos para que alguna vez esto cambie. Aunque más que rezar deberíamos pedir sentido común. Y si por esas casualidades estas líneas llegaran a algún dirigente, estaría bueno que sepan dos cosas: una, que si los fundadores de Boca se levantaran de sus respectivos cajones, se volverían a morir. Y dos, que hay un ejército de hinchas que están dispuestos a pensar, a colaborar, a buscar una solución. ¿O alguien puede creer en serio que no la haya?
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Autor La Passucci