martes, 13 de septiembre de 2011

La idea de jugar un Boca - River en Malvinas y durante la guerra

Fines de abril de 1982. La delirante guerra de Malvinas ya golpeaba fuerte en las filas argentinas. Pero el circo montado por los militares asesinos debía continuar. Y entre tanto espejito de color vendido y comprado por gran parte de la sociedad durante aquellas dramáticas horas, apareció la delirante idea de jugar un Boca - River en territorio malvinense y en pleno conflicto bélico. La madre de todas las locuras.
La idea (?) tomó cuerpo tras el superclásico 0-0 jugado en la Bombonera el 25 de abril por el Nacional 82. Y por supuesto no faltaron algunos medios de comunicación que le dieron manija al asunto. Por caso, la revista Goles que incluso juntó a Cacho Córdoba y a Eduardo Saporiti para hacerlos hablar. Y ambos defensores se mostraron de acuerdo. El jugador riverplatense tomó la palabra: “...por supuesto jugaría un clásico en las Malvinas. Para mí sería un orgullo y una satisfacción enorme salir a jugar un clásico contra Boca en las islas, pisando un suelo que por tantos años soñamos que fuera nuestro...”. Cacho también se cebó mal: “...lo mismo pienso yo. Nosotros tenemos la verdad y pienso que ése podría ser nuestro mejor aporte...”. Insólito.
La cosa tomó tal magnitud que hasta fueron consultados los presidente de ambas instituciones. Y aquí tampoco se vieron señales de sentido común. El Dr. Martín Benito Noel, mandatario boquense se explayó al respecto: “...veo con gran agrado la posibilidad de realizar un partido entre Boca y River en las Islas Malvinas. Más aún, creo que es un deber patriótico de parte de nosotros, los dirigentes, contribuir en la medida de nuestras posibilidades a todo aquello que sirva para alegrar a nuestros valientes soldados que se encuentran en esas islas argentinas. Descontando la trascendencia periodística mundial que tendría este episodio deportivo, dada la gran popularidad de Boca y River en el ámbito entero ... si existén allí las condiciones necesarias para jugar allí este partido, será una inmensa emoción, que este clásico del fútbol argentino, se realice en nuestras Malvinas, bajo la bandera argentina. Allí estaremos. Tendré una profunda alegría y una inigualable emoción...”.
Por su parte el Dr. Jorge Kiper, presidente millonario, no se quedó atrás: “...sería para mí una profunda emoción y alegría poder asistir a un partido River-Boca en las Islas Malvinas. Considero que los clubes de fútbol deben desarrollar una intensa labor social y cultural, además de la deportiva y estar permanentemente al servicio de la comunidad. En este caso, una forma de prestar servicios al país, y a la comunidad consiste en apoyar totalmente la idea de llevar a los jóvenes argentinos que están en el Sur argentino ofreciendo sus vidas en defensa de nuestra soberanía, la realización de este siempre impactante partido. Todo cuanoto está a mi alcance para este fin, habré de realizarlo. Estaré allí junto a mi familia...”
Tras algunos días donde se pensó seriamente cómo organizar semejante superclásico, las malas noticias que hasta ese momento eran celosamente guardadas, empezaron a filtrarse y dieron un baño de realidad a millones de argentinos. 
Ni hace falta mencionar que el partido no se jugó. Gracias a Dios. Ya bastante pan y circo hubo para tratar de tapar lo que estaba pasando: que los soldaditos argentinos eran los que le ponían el pecho a las balas en lugar de los habían armado una guerra absurda. 
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Gracias a El Coleccionista de Boca por la colaboración