lunes, 31 de octubre de 2011

El derrumbe del túnel local en los festejos del Metro 81

Muchas veces se dijo, muchas veces se dice y muchas veces se seguirá repitiendo que la Bombonera se mueve cuando todos los hinchas de Boca empiezan a saltar y cantar. Cosa que históricamente puso nerviosos a equipos visitantes y árbitros. Lo vivieron los jugadores del Flamengo en 1991, lo sintieron los jugadores de Olimpìa en 1989 y hay mil (?) casos más. De hecho, lo sufrió River a lo largo de toda su historia mientras estuvo en Primera A. Y aunque todavía hay gente que trata de negar el tema, declaraciones como las de Ahumada o las del Ratón Ayala hablando de tribunas que se les caen encima no hacen otra que reafirmar el tema. Gracias (?).
Lo cierto es que la combinación de la arquitectura de la Bombonera más la forma de ser del hincha de Boca arman una mística que en otros clubes no se consigue ni se conseguirá jamás. Por más que esos clubes repitan todas las semanas que agotan 3.500 populares en un minuto y medio.
Y a modo de ejemplo puede verse lo ocurrido la tarde del sábado 15 de agosto de 1981. Con el pitazo final de Abel Gnecco y el empate 1-1 contra Racing que aseguraba una nueva estrella en el escudo boquense, se desató un carnaval épico. Con Diego en andas, hinchas invadiendo el campo de juego, la novia bailando Desde el alma” en el círculo central, el barrilete tratando de levantar vuelo y los jugadores dando una desordenada vuelta olímpica, la Bombonera empezó a moverse bastante más de lo habitual. Y una de las zonas más afectadas fue sin dudas el túnel local.
La presión que sufrió el material en los últimos minutos del partido por la cantidad de gente apoyada (foto), más el abordaje posterior a través de un tablón puesto para cruzar el foso, terminaron abriendo algunas grietas a las que obviamente en semejante clima nadie tomó en cuenta. Para colmo, muchos de los simaptizantes que llegaban al campo de juego se quedaban un rato saltando en ese sector. ¿Cuál fue el resultado? La presión sobre el techo de chapadur en el pasillo del túnel local provocó dos inmensos agujeros en los que cayó un chico de aproximadamente unos 15 años. La caída del pibe dentro del túnel no fue una desgracia de milagro, ya que se llevó puesto un tubo fluorescente y terminó produciendo un cortocircuito. Un Dios aparte.