Hoy día radicado en la Madre Patria, el Loco Gatti deja bastante que desear haciendo malabares con su lengua para ganarse la vida. Pero hace unos 30 años, el Loco no sólo se dedicaba a atajar para Boca sino a destilar magia en cada jugada. Hasta en las más intrascendentes.
Así fue como allá por fines de 1979 metió la moda (?) del malabarismo a la hora de descolgar los centros. Una vez asegurada la pelora, la pasaba por arriba de su cabeza, la sostenía en la espalda a la altura de la cintura e inmediatamente la volvía a pasar por arriba de su cabeza para recién ahí ponerle en juego. Generalmente con una mano y a un defensor cercano.
La foto corresponde al partido contra Instituto en la Bombonera por el Nacional 79 y ni hace falta aclarar que jugadas como estas, y en el arco de Casa Amarilla, hacín venir la Bombonera abajo a puro aplauso y ovación.