El expediente (?) Jorge Oscar Dorado, abierto tiempo atrás, tuvo inesperadas derivaciones. Ilusos de nosotros al pensar que un pibe que estuvo a prueba y jugó apenas 3 partidos oficiales, iba a hacer tanto ruido.
Y cuando hablamos de ruido no nos referimos a su casi desmayo en los pasillos internos de la Bombonera el 28 de septiembre de 1976, sino a que su presencia fuera levantada por los medios en el superclásico de tercera jugado aquel domingo.
Ni bien terminó el primer tiempo de aquel partido preliminar, Dorado salió del campo de juego con evidentes signos de mareo y se mandó directo al consultorio médico boquense. Allí lo recibió el doctor José Mora quien confirmó la baja de presión en Dorado.
Mientras esbozaba algo parecido a una justificación (“...allá dentro, corriendo, debe hacer treinta grados. Estoy mareado...”) la enfermera María de Merlan, hizo su aparición y se ganó la primera plana de los flashes.
María tenía por entonces 85 años, 15 de trabajo en Boca, 17 en la sala de Guardia del Argerich y vecina de toda la vida en la calle Pinzón 252.
La enfermera terminó dándole el alta y compartiendo sus experiencias: “...estoy aquí por amor a la gente, pero prefiero no trabajar, porque para mí, andar atareada es atender a gente herida. Recuerdo hace 12 años, en otro Boca-River, hubo 86 heridos y uno de ellos murió de un infarto. Ese día no lo olvido más. Desgraciadamente trabajamos como nunca...”.
El caso Dorado, que no incluyó pérdida de conocimiento como ocurrió con Walter Pico ante Independiente en 1988, se preparaba para su debut en primera y ya era noticia antes de su estreno oficial.