La foto, si es que puede llamársele foto a eso (?), es probablemente una de las peores que hayamos subido al blog. No lo decimos por las facciones de la cara, rubro en el que será muy difícil superar a Palavecino. Nos referimos a la definición en pixeles. El tema con Roberto Oscar Gómez es que repasando unos videos viejos y deleitándonos con la paliza 5-0 a Independiente el el Clausura 95, de pronto tuvimos que apretar Pausa para ver quién era el que reemplazaba a Carranza. Y era “Osqui” nomás.
Nacido en Formosa el 30 de diciembre de 1976, surcó La Candela como joven delantero prometedor. De los de tipó rapiditos, para jugar más bien por afuera y con habilidad suficiente como para no limitarse a atropellar sino a gambetear marcadores de punta. La cosa es que aquel partido con Independiente jugado el 28 de mayo de 1995 fue el debut de Gómez en primera. Más precisamente con el “15” en la espalda, para que anoten los quinieleros (?).
Recibió la orden de Marzolini e ingresó con el partido completamente liquidado. Cosa que no lo apichonó como para encarar un par de veces hacia el arco que da al Riachuelo e intentar algunas patriadas que, por supuesto, terminaron en la nada.
Aquel Boca todavía soñaba con dar el golpe y salir campeón. Sueño que se desvanecería siete días más tarde en el Nuevo Gasómetro al caer 0-2 con San Lorenzo.
Hubo que esperar hasta la última fecha de aquel Clausura para ver nuevamente a Gómez en acción e incluso como protagonista principal. Fue contra el Lobo jujeño en La Boca y con el partido 1-1, cuando Osqui ingresó promediando el segundo tiempo por Bogado y a siete minutos del final quebró al resistencia de Panciroli. En tiempo cumplido un gol del Betito Carranza pondría cifras finales.
Llegó la pretemporada y los amistosos nada despreciables con River, selección de Colombia y San Lorenzo, la recordada tarde del debut de Caniggia. Y acá es donde empieza a complicarse la situación de Gómez.
Pongámonos un poco en su lugar. Con Tchami, Carranza, Manteca Martínez más las llegadas de Caniggia, Scotto, las chances de poder estar sentado aunque sea en el banco de suplentes, desaparecieron por completo.
No casualmente sus próximos dos partidos disputados fueron ante Deportivo Español en la última fecha del fatídico Apertura 95 y última fecha del Clausura 96. Ambos encuentros con Boca ya sin chances de campeonar y con la moral por el piso.
Tras aquella temporada 1995/96 donde Boca buscaba con desesperación un tcampeonato y recurría a la compra indiscriminada de refuerzos, los casos como Gómez, con apenas 4 partidos oficiales a cuestas, tenían que hacer tripas corazón y marcharse. En el más absoluto de los anonimatos.