El año 1984 probablemente haya sido el peor en la vida de Boca. Tanto a nivel deportivo como institucional. Pero a la debacle económica y futbolística le faltaba la frutilla del postre para cerrar el año a toda orquesta (?). Dejar libre a Roberto Mouzo. El jugador que más partidos disputó con la camiseta de Boca y uno de los ídolos más grandes en la historia del club.
Mouzo disputó su último partido el 16 de diciembre de 1984 la tarde que Boca le ganó 2-0 a Central en cancha de Huracán y lo mandó al descenso. Y terminado su vínculo con el club a fin de ese año jamás recibió la posibilidad de hacer un nuevo contrato. Motivo por el cual le quedó un solo camino. Hacer los bolsos e irse. Algo impensado y difícil de digerir.
Enseguida tuvo algunas ofertas del exterior pero terminó arreglando con Estudiantes de Río IV. Equipo que por esos caprichos del destino salió sorteado en el grupo de Boca para el Nacional 1985 a comenzar a jugarse inmediatamente.
La noche del 6 de marzo, apenas dos meses y pico después de irse del club, Roberto tuvo que enfrentar a Boca en Parque Patricios y fue aplaudido antes, durante y después del partido. Erró un penal, pero tuvo otro y lo convirtió en la goleada 7-1 sobre los cordobeses. Gol que le valió una inolvodable ovación de la hinchada xeneize y terminó haciendo llorar a Mouzo y a muchos de los hinchas presentes.
Previo a ese partido la por entonces recién asumida dirigencia de Don Antonio Alegre tuvo el gran gesto de homenajear a Roberto con una plaqueta. Un homenaje mas que merecido y esperado por los hinchas para tratar de reparar lo que ya no tenía arreglo.