La escena final fue tremenda. Carlitos Tévez en cuero, subido al travesaño del arco del estadio Perón cantando “..la selección, la selección, se va a la p.... que lo parió....”. Obviamente no era el único. Todo la hinchada y el resto de sus compañeros lo ayudaban y le daban a la situación un aire bizarro. Boca acababa de coronarse minutos antes campeón del Apertura 2003 tras ganarle 2-1 a Arsenal en Racing. Sin Carlitos en cancha desde varias fechas atrás por un esguince de rodilla, el “Apache” estaba en pleno proceso de rehabilitación para llegar, con lo justo, a la gran final de diciembre en Yokohama contra el Milán.Pero la lesión no era lo único que ponía en duda la presencia de Tévez en Japón. Porque se metió en el medio la AFA pidiendo los servicios del muchacho de Fuerte Apache para un “Sub-no le importa a nadie” a jugarse en la misma fecha que la Intercontinental. Se vivieron días tensos. Los hinchas de Boca explotaban de bronca. Tévez declaraba con más cintura que Rojitas. Y Bianchi se mantenía más callado que mudo sin lengua. Hasta que llegó el desahogo. Tras el pitazo final del árbitro y la consagración abrochada, Don Julio, Julito y la AFA entera pudieron ver en vivo y en directo el deseo de Carlitos. Igual el que cortó el bacalao fue el otro Carlitos. El virrey, fiel a su estilo, se mandó una jugada típica de las suyas. Lo llevó a Japón pero no lo puso de titular.