Este marcador de punta nacido en La Pampa (por suerte sus únicas coincidencias con Calvo) llegó a Boca para la temporada 1992/93. Procedente de Argentinos Juniors vino a aportar lo suyo. Marca y entrega sobre el lateral izquierdo de la defensa.
Pero el “Colorado” enseguidita superó las espectativas de la hinchada. Porque a su temperamental forma de jugar, le agregó dos cosas invaluables: llegada al área de enfrente y suelazos al por mayor.
Entonces se convirtió en una pieza clave del equipo titular. Pese a su baja estatura ganaba en la pelota por arriba dentro de las dos áreas. Y así fue que como de sus ocho goles en Boca, casi todos fueron hechos de cabeza. Y acá viene lo más importante: jamás escatimó sus tapones a cualquier rival que pasara cerca.
El “Colorado” tenía un tic que causaba bastante gracia. Era capaz de asesinar a un contrario para inmediatamente levantar sus dos manos como queriendo decir “yo no fui”. O “fue sin querer”. Pero lo concreto es que Mac Allister repartía zancazos impactantes. Aquí en la foto vemos atendiendo a Marcelo Gallardo en forma contundente (y merecida).
El “Colorado” tenía un tic que causaba bastante gracia. Era capaz de asesinar a un contrario para inmediatamente levantar sus dos manos como queriendo decir “yo no fui”. O “fue sin querer”. Pero lo concreto es que Mac Allister repartía zancazos impactantes. Aquí en la foto vemos atendiendo a Marcelo Gallardo en forma contundente (y merecida).
Jamás cambió su forma de jugar y eso lo convirtió en ídolo de “La 12”. Hasta que a mediados de 1996 Bilardo lo marginó del equipo y se tuvo que ir a Racing.