Ya es sabido que a Martín Palermo casi todo le cuesta uno y la mitad de otro. Hizo del esfuerzo y la tenacidad su bandera y no por nada su apodó cambió con el correr de los años de "Loco" a "Titán". Porque Martín justamente es eso. Un luchador.
Por ese motivo no bajó los brazos cuando alcanzó los 180 goles de Varallo y algunos rigurosos pero certeros historiadores (y muchos contras sumados) empezaron a desempolvar 14 goles de "Pancho" convertidos en algunas copas oficiales pero que hasta ese momento casi nadie había tenido en cuenta. Históricamente Varallo siempre había tenido 180 goles (en realidad eran 181). Pero ahora, de golpe y porrazo la cuenta llegaba a la verdadera cifra oficial: 194 goles que ponían un nuevo objetivo al "Titán".
En aquellos días muchos hinchas coincidían en que, fiel a su costumbre, el gol 195 le iba a costar sangre, sudor y lágrimas a Palermo. Pero fue peor de lo imaginado,
Porque ya el 194 fue un parto. Fue de rebote, tras errar un penal contra Arsenal en la final de ida de la Recopa 2008 en cancha de Racing. Y al toque, cuando todo el mundo esperaba el momento histórico, Palermo tuvo una lesión muy grave. Se rompió los ligamentos de una de sus rodillas en un partido contra Lanús en la Bombonera por el Apertura 2008. Los más pesismistas dudaban del regreso de Martín. Pero Palermo tranquilizó a todos con un escueto "...volveré...".
El regreso fue a los seis meses y entrando de a pocos minutos. Unos ratitos con Ñuls y Lanús. Con Deportivo Cuenca en la Libertadores llegó al gol con un cabezazo pero el línea se mandó un flor de moco y levantó la bandera marcando offside. El que estaba adelantado era Battaglia. Fue tan grosera la cosa, que al día siguiente le pidió disculpas públicas a Palermo por haberle negado la opoertunidad de convertirse en el máximo goleador histórico de Boca en la era profesional.
Pero, fiel a su costumbre, la película de Martín siempre guarda un final feliz. Y fue el domingo 1 de marzo de 2009 en el choque frente Huracán por la cuarta fecha del Clausura. Bajo un verdadero diluvio torrencial (quei ncluyó granizo) el Titán empujó sobre la línea un centro al área del Globo. Misión cumplida. O a medias. Porque algunos ya tiraron que el máximo goleador contando la era amateur (época que lamentablemente nunca nadie tiene en cuenta) es Cherro. Y los veintipico de goles de diferencia ponen una nueva zanahoria delante de la nariz de Palermo.
A no dudarlo de que como mínimo lo va a intentar.