Seria tan fácil como injusto ponerse a señalar con el dedo si Julio César Balerio, uruguayo que atajó en Boca durante 1984 y 1985, era un arquero bueno, regular o malo. En este caso en particular, mucho más que en otros, hay que tener muy en cuenta el contexto. Porque al charrúa, más allá de sus condiciones, le tocó ponerse en el arco de Boca quizás en los momentos más difíciles de la historia xeneize.
Procedente de Bella Vista de Uruguay, debutó oficialmente el 13 de mayo de 1984 por la séptima fecha del Metropolitano. Ese Boca que venía de derrota en derrota, empató 0-0 con Racing de Córdoba en cancha de Vélez. Al partido siguiente, en Arroyito frente a Ñuls se volvió a empatar 0-0 y Balerio, además de cumplir una buena actuación, le contuvo un penal a Victorino. El inicio no pudo ser mejor.
Tras cartón, Boca volvió a una Bombonera semihabilitada y le ganó dramáticamente a Unión 1-0. Luego aguantó los cascotazos de Temperley en el Sur, de donde se trajó otro agónico 1-0. Y su quinto partido, fue un trabado y desprolijo 0-0 contra Chacarita en Liniers. Recién recibió su primer gol en contra a los 34 del segundo de tiempo en el choque con Argentinos en Ferro.
Para los amantes de las estadísticas hay tal vez un nuevo desafío. ¿Pudo algún arquero debutante mantener su valla en cero en los primeros cinco partidos (casi seis)? Desde ya que no es poca cosa, y si a eso le sumamos que fue en el Boca del 84, los 529 minutos toman características de hazaña digna de levantarle un monumento a Julio César Balerio.
En el Nacional 85 fue el arquero titular nuevamente y en el campeonato 1985/86 comenzó atajando en los primeros partidos, pero la recuperación física, anímica y contractual de Hugo Gatti lo mandó, merecida o inmerecidamente, derechito al banco de suplentes.
Jugó en total 38 partidos y su despedida no fue la mejor. El 8 de dicembre de 1985 salió en el entretiempo en un partido con Vélez. Dejó el arco con tres pepas adentro para que entre el Torito Genaro y Boca termine perdiendo 2-5 en Liniers.
Su carrera siguió en Racing de Avellaneda, Blooming de Bolivia y Deportivo Sipesa y Sporting Cristal de Perú, país donde años mas tarde se nacionalizó.