miércoles, 20 de enero de 2010

El inesperado y poco feliz final de Paulo Valentim en Boca


Quien no recuerda con cariño al genial Paulo Valentím, el del cantito en rima de la hinchada y los goles por doquier a River. Uno de los mas grandes brasileños con la azul y oro junto a Domingos Da Guía y Orlando. Es sabido que ganó campeonatos, se cansó de hacer goles, pero en 1963 las cosas no anduvieron bien para el astro (relegado por Sanfilippo) y para el comienzo de 1964 con Boca de gira por Europa y el relegado en Buenos Aires, estaba poco mas que desahuciado.
De ahí el rescate de la nota sin firma y sin remilgos de El Gráfico del 5 de febrero de 1964, página 40, titulada “Este Valentim de Agora…”
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-Nou, eu no quero falar…
Estamos en el hall del Hotel Federal. El idioma de Valentim no puede olvidar a Brasil ni decidirse por Argentina…
-Nou, eu no quero falar…
No tiene ese aire arrogante y hasta hostil de sus mejores días. Es un Valentim distinto. Melancólico, tristón, filosóficamente tristón… La voz de Valentim llega otra vez…
-¿Se acorda vosé do Valentim deu 62? ¡Ah!... ¡Enton era Valentim!...
Parece un interlocutor lejano, que cada vez se aleja más en una bruma evocadora…
-Enton era famoso… Enton todo para Valentim… Agora niguen se acuerda de mí… Así e o futebol… Mais… nou quero falar de nada.
Está vestido con un pantalón oscuro y una remera. En la muñeca una cadenilla de identificación con su nombre dibujado con brillantes. En el dedo anular un gran anillo muestra un número nueve también con brillantes.
-¿Este? E mi número da fortuna. Con estí número en la espalda gané moito dinero… Todo lo que tengo. E no lo cambiaré por nieguen… Moitas veces quisieron ponerme o sete. Ma, nou, eu quero o nove. Si vose va con 7 está cerca de la raya. Un empujón e bota fora…
Sonríe… Recordamos el gol a Carrizo de la primera rueda. La noche de Peñarol en Montevideo. Aquel gol del triunfo sobre la hora…
-¿Mire vose no se guardaba plata como otros jugadores que ganan cien y gastan doscientos? ¿Agora non tenía nada? Hasta hace poco tempo tenía 23 años… Agora son 29… ¡Estoy viejo ya!...
Todo llega lento, acompañado de una sonrisa amarga. Un chiquilín rubio no se mueve de la escena. Su mirada, clara contempla con admiración al ídolo de sus sueños…
-Este e un pibe del hotel… E de Boca. Está siempre al lado mío…
Y le acaricia afectuoso la cabecita rubia…
-Mais non crea que tein problemas con Boca… Nou, recibí o telegrama para renovar o contrato. Agora vamos a ver. O señor Armando fue sempre atento conmigo. e un caballero. Siempre me dio todo. ¿Un médico pra mi mujer? E mandaba dois. ¿Pasagi pra Brasil? En seguida. Mais agora non juego. Desde que me expulsaron con Peñarol, nou jugué mais. Nou fui a la gira… no sé nada que va a pasar…
Nos invita a pasar al bar. El pibe rubio sigue detrás de Valentim. El brasileño lo mira y le sonríe agradecido…
-Mais vosé no crea que mi sento débil. Estoy tranquilo. Tengo oito departamentos en Copacabana. Cuatro vacíos bajo llave. Cuatro alquilados. E un departamento a Capital El auto… Un montón de ropa, de alhajas… Mi mujer puede cambiar un vestido todos los días e puede pasar más de un meis sim repetir el mismo… Agora duerme, la dejé porque está cansada. Anoche salimos de farra… ¿Sabe que vosé me está haciendo falar? Eu no quero falar de nada… ¡Bah! Nacional pidió meu pase a Boca. Mais pidieron 130.000 dólares… E moito dice Zezé Moreira… ¿Vosé sabe cuánto vale un chalet aquí en Mar del Plata? Quero comprar algo… Invertir…
-Pero… ¿y si se va de Boca, si va al Uruguay?
-Me gusta moito Argentina. A mi mujer también… Pasamos 6 meses aquí, 6 a Río, ya está…
Cuando le preguntamos si le gustaría jugar en otro club de Buenos Aires sonríe maliciosamente y hace el signo pesos con las yemas del índice y el pulgar…
-Si… me quedaría… pero. ¿y la plata? Eu gano 180.000 en Boca… Crea vosé que eu no quero falar, mais me acuerdo deu 62… ¡Enton era Valentim!... ¡Bah! ¡Un jugador e un nome de poco tempo!...
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Se queda silencioso, como envuelto en la escéptica reflexión de este Valentim, viajando en el tiempo, en aquel 62 de su fama, de su mimada fama…
-Hoy uno e ídolo. Mañain desaparece… E así esta profesión…
El pibe rubio sigue en la escena. Feliz de sentir la proximidad del ídolo. Feliz de sentir la mano del ídolo sobre su cabeza enrulada. Para su pureza Valentim sigue siendo el mismo de antes, el que turbó sus noches con el ruido de un taponazo y la gritería de la tribuna… ¿Qué sabe él de este Valentim melancólico, escéptico, de sonrisa triste?...
El estaba allí, al alcance de todo lo que dijo Valentim. Pero no escuchó nada. No le interesaba nada. Era feliz admirándolo, sintiéndolo cerca. Además no podía entender el idioma tan extraño de su ídolo…
Cuando nos vamos Valentim se queda en la puerta de calle. El chiquilín permanece allí, pequeño, infinitamente pequeño al lado de la gigantesca talla del brasileño…
Valentim le pasa afectuosamente la mano por la cabecita rubia.
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Lejos quedaba el partido (casi una final) con River del 62 con la loca promesa cumplida tras la atajada de Roma a Delém. Había hecho 11 goles en 19 partidos en 1960, 24 en 30 en el 61, 19 en 26 del glorioso 62, ya en 1962 en el campeonato hizo 3 goles en 8 partidos y en la Copa hizo 4 en 5 partidos pero quedó fuera de la final. En el 64 haría un repunte con 10 goles en 22 partido y en el 65 ya solo jugaría un partido por la Copa Libertadores. En su final en Boca entendió que su merma era ya muy pronunciada por lo que pidió el pase en blanco a los directivos, el que le fue concedido.
Sin embargo, desgraciadamente acabó perdiendo todas sus propiedades y vagó en busca de la ya esquiva fortuna (hasta estuvo en Argentino de Quilmes sin llegar a jugar) hasta que al final llegó a necesitar ayuda incluso de antiguos rivales como Amadeo Carrizo.
Murió pobre y enfermo el 9 de septiembre de 1984, pero no al olvido, sino a la inmortalidad que es la llama que arde en los corazones de todos los xeneizes de ley.
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Autor Javier “Alois Fisher” Vaca