jueves, 10 de junio de 2010

Claudio “Fastidio” Angarola



El fin de semana del 15 de agosto de 1981 se vivían momentos históricos. Y ojo que nos referimos a la vuelta olímpica del Boca de Maradona frente a Racing ese día sábado, pero también a lo que sucedió el domingo 16 en cancha de Independiente. Esa jornada, por el Torneo de Primera B y reeditando un clásico de antaño (?), Quilmes empató 1-1 con Argentino de Quilmes. ¿Y? Que el gol del Mate, último gol oficial convertido ante el Cervecero, fue obra de Claudio Gerardo Angarola quien tal vez a esa altura no imaginaba que empezaba la cuenta regresiva para su regreso a Boca.
Y hablamos de regreso porque Fastidio, futbolista nacido en enero de 1960 y de indudable vocación ofensiva, surgió de las inferiores de Independiente de Avellaneda y recaló a Boca en 1980. Pero pasó de largo en el xeneize y casi que no estuvo, ya que a través de un dirigente que tenía contactos (?) en Argentino de Quilmes terminó aterrizando en la Barranca. De ahí se fue a San Telmo hasta llegar a Boca en 1984. Un lindo (?) año para caer a La Candela con el bolsito en la mano.
Tras la huelga de los profesionales vio la oportunidad de su vida allá promediando la segunda rueda del campeonato. Debutó oficialmente el 14 de octubre junto a otros pibes de su camada que pusieron el pecho a las balas y cayeron 0-2 contra Ñuls haciendo de locales en cancha de Vélez. Esa tarde jugó de diez tratando de organizar los avances y abastecer a la delantera conformada por Guerrini, Galarza y Vales.
Su trayectoria duró lo que tardó en solucionarse el conflicto gremial y al terminar noviembre de 1984 se despediría de la camiseta de Boca. Dejó para las estadísticas algunos números que, dado el contexto no hay forma de que sean fáciles de digerir. Seis partidos oficiales y cero gol convertido. A veces como diez y a veces como delantero. Y casi siempre mordiendo el polvo de la derrota y en forma de goleada (Unión, Temperley, River y el Bicho). Rascó un punto frente a Chacarita en San Martín pero legalmente no terminó de jugar el encuentro ya que se suspendió a los 20 del segundo tiempo y no fue de la partida en la reanudación.
Tras su paso fugaz por la primera de Boca, se lo puso rastrear durante 1986 defendiendo la camiseta de Comunicaciones.