Gigantesca bola de nervios en la panza expectativa la del domingo 19 de julio de 1981 en una Bombonera colmada desde varias horas antes, como escenario de una parada chiva frente a Estudiantes. El partido, a cuatro fechas del final del Metro y de por sí clave, encima sumó en los días previos un par de condimentos que le colgaron el cartelito de ganar o morir bisagra (?). ¿Qué había pasado? De todo. Primero que Ferro luego de una incansable persecución de 29 fechas había alcanzado a Boca en la punta de la tabla. Segundo, la visita del Abuelo y la primera línea de la barra a La Candela un par de noches antes, para pelar fierros y hacerle entender al plantel que ese campeonato no se podía escapar. Ya que estaban, le preguntaron a Maradona si era verdad que algunos compañeros no le pasaban la pelota. Y por último, el zafarrancho que armó el Loco Gatti encarando a Marzolini y poniéndolo contra la espada y la pared: “...Silvio, si querés salir campeón, el domingo poneme a mi en el arco...”.
Y que nos perdone la Pantera Rodríguez, pero algo de razón habrá tenido Hugo Orlando en su sentencia. Por lo menos, los hechos de las fechas anteriores y de esa jornada en particular, así lo demuestran.
Gatti venía jugando un buen partido, descolgando un par de pelotazos cruzados y saliendo a cortar algunos avances, pero a los 37 del primer tiempo rompió todos los esquemas y fue protagonista del único gol del partido con que Boca terminó ganando 1-0.
Tras un pase en profundidad para Patricio Hernéndez, el Loco salió del área y cortó la jugada. Pero en lugar de dar corto a Cacho Córdoba, se animó y siguió con la bocha. Eludió a Trama tirándola larga y ya sobre mitad de cancha dejó la pelota en los pies de Perotti. Mientars volvía a los santos piques hacia el arco de Casa Amarilla, el Mono se mandó un pique tremendo en diagonal eludiendo gente, inclusive tirando un caño y definiendo cruzado ante Vidallé. Golazo, con mitad del equipo abrazando a Perotti y la otra mitad yendo a buscar a Gatti al arco para saludarlo.