Varios años antes de ser el director técnico con el que River aceptó la paternidad boquense y mucho tiempo antes de ser el presidente con el que River se fue a la B, Daniel Passarella fue. sin lugar a dudas. figura y capitán del primer equipo millonario.
Y en esos años llenos de esplendor como segundo marcador central, repletos de goles convertidos gracias a su cabezazo y a su temible pegada, hay que reconocer que era muy difícil ver al Kaizer morder el polvo de la derrota. Y menos que menos verlo humillado y hasta ser cargado en pleno Monumental. Cosa que hizo Hugo Orlando Gatti para deleite de toda la hinchada boquense. La verdad, casi un abuso por parte del Loco sobre quien en definitiva fue nada más y nada menos que un hincha de Boca símbolo del fútbol argentino.
La jugarreta (?) duró apenas unos segundos, pero hizo estallar a la tribuna de Boca. Primero en un “oléee...” y luego inmediatamente en aplausos que terminaron con una canción que le puso un poco da calor al estadio Liberti: “...y dale Loco, dale, dale Loco...”. Del otro lado, como siempre silencio.
Estamos hablando del superclásico jugado el 23 de septiembre de 1979 por la fecha Interzonal del campeonato Nacional. Partido que terminó empatado 1-1. Tras un rebote luego de una pelota parada a favor de River, cayó un bochazo largo sobre el área de Boca que dejó a Passarella casi solo en posición de ataque con la defensa xeneize bastante mal parada. La pelota picó alto, pero Gatti salió rápido y calculando a la perfección la trayectoria de la bocha, alcanzó a manotearla justo para pasarle la pelota por arriba de la cabeza al defensor riverplatense y evitar el frentazo bombeado al gol.
El resultado fue perfecto: pelota en mano de Gatti mientras Passarella terminaba de pasar de largo como una tromba, sin poder tocar la pelota y calculamos que bastante calentito.
Ojo que no fue la última vez que el Loco llevó a cabo dicha jugada tras la que siempre se preocupó en declarar que su intención no era cargar a los rivales. Es más, según el propio Gatti era un recurso más para hacerse de la pelota. Pero claro que verla hecha a Passarella en cancha de River, fue una mojada de oreja para poner en un marquito.