José Orlando Berta era como una especia de ombú en la mediacancha. Pero en el mejor de los sentidos. De movimientos algo lentos, pero Dios salve a los rivales de chocar con él.
El correntino, en el cuerpo a cuerpo, era un luchador de catch. Metía codos, brazos y si hacía falta las dos gambas. De contextura maciza, era verdaderamente imposible de voltear. Enseguida se ganó el reconocimiento de “La 12” y de yapa la cinta de capitán. Toda una muestra de lo que Berta representaba en el Boca de 1983 y 1984.