jueves, 18 de diciembre de 2008

Colo Colo vs Boca




La semifinal de la Libertadores 1991 fue una verdadera batalla campal. Boca había ganado por la mínima diferencia en la Bombonera y la revancha, ya en la previa, pintaba chivisima. Pero nadie pudo imaginar lo que realmente iba a pasar. El Colo Colo chileno estaba ante una oportunidad histórica y, como de costumbre, tomaron el partido como una cuestión de estado. Imposible olvidar la cantidad de gente parada dentro del campo de juego detrás del arco de Navarro Montoya. Se jugaba el segundo teimpo y con el partido 1-2 para los chilenos todo parecía encaminarse hacia la definición por penales. Pero cerca del final el tercer gol colocolino desató la locura. Todo Boca protestó por un offside muy fino. De esos que de visitante y en la Copa nunca se cobran. Entre treinta y cuarenta personas entraron a la cancha a festejar el gol y de paso cargar a los jugadores xeneizes. Y se desató la locura. Porque el “Turco” Apud fue a buscar la pelota para reanudar rápidamente el juego y manos anónimas lo empujaron al foso. Entonces, Alfredo Graciani, corrió cuatro o cinco metros y bajó de un piñazo al agresor. A partir de ese momento, las imágenes que mostraba la TV eran pura confusión. Los periodistas corrían dentro del campo de juego revoleado sus cámaras de fotos tipo boleadoras. Un carabinero soltó a su perro para que muerda al Mono. Giunta metiendo trompadas en la montonera de jugadores. Quique Hrabina encajándole una patada en la cara a un periodista chileno (que tuvo que ser internado y casi pierde el ojo). De pronto, la imagen del Maestro Tabárez con la cara sangrando. Créase o no el partido se reanudó. Con la derrota consumada el micro con los jugadores de Boca fue llevado sin custoria policial a la comisaría y quedó demorado un par de horas. Hasta que la dirigencia, consulado de por medio, destrabó la situación. Quedó para la historia y a partir de allí, cada Boca Colo Colo es mirado con especial atención por propios y extraños.