Los brasileros son una fábrica de marcadores de punta. No se destacan por la marca, pero se los reconoce mundialmente por su buen pie y su constante ida y vuelta. Son un elemento sorpresa invaluable a la hora de atacar.
Pero como en toda regla, hay excepciones. Y una de esas excepcione se llama Jorge Henrique Amaral Jorginho, alias Paulista.
Un verdadero negado el morocho. Malo en la marca y malo pasando al ataque. Si bien se sabe que a los brazucas les cuesta uno y la mitad del otro adaptarse al fútbol argentino, lo de Jorginho fue un verdadero bochorno. Llegó para la temporada 2001/02 pero decepcionó a todos y en cuanto Bianchi le sacó la ficha, el Paulista, tras 15 partidos jugados y ningùn gol convertido, tuvo que armar los bolsos y escapar.