El dos ideal para cualquier zaga boquense. Alto, feo y con cara de malo. Y lo más importante: pegaba a diestra y siniestra. El “Patrón” era muy versátil en el arte de golpear adversarios. Porque era tan capaz de voltear descaradamente a “Matute” Morales en mitad de cancha como de saltar y clavarle la rodilla en la nuca a “Pipo” Gorosito (Clausura 1999).
En los córners jamás iba a perder en el juego aéreo ya que usaba manos, codos, brazos y lo que tuviera cerca para frenar cualquier atropellada rival. Y con la lengua eran tan filoso como con sus botines. Acuñó varias frases célebres, como la inolvidable “...cuando los jugadores de River ven la camiseta de Boca se ponen pálidos”. Se fue a Ñuls y al ir a la Bombonera, terminó el partido con lágrimas en sus ojos y declarando que nunca más iba a jugar en contra de Boca. Un grande con todas las letras.
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UPDATE enviado por Federico Depetri
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Piña de Bermúdez a Rambert (1998)
El partido en cuestión es el disputado contra River por la Copa Revancha Mendoza el 11 de febrero de 1998. El encuentro salió 0 a 0 y Boca terminó ganando por penales 4 a 2.
Según Clarín: "...cruzando la barrera de los 25 minutos, se fueron expulsados Rambert y Bermúdez, y el juego se tornó más ríspido todavía. El juez de línea Oscar Olague, que dijo que la expulsión de Rambert se debió a un cabezazo previo a Bermúdez, le explicó al juez Sánchez todo lo que vio en la jugada en la que que el defensor de Boca le pegó al delantero. A Rambert le tuvieron que dar tres puntos de sutura en la ceja derecha. Ah, Bermúdez además le quebró el tabique nasal... Sin embargo, Sánchez expulsó a los dos como para compensar y no hizo más que endosarle al partido una buena dosis de nervios...".
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Según La Nación: "...el juego no superó el nivel discreto cuando el árbitro Sánchez se equivocó mucho. Una de esas pelotas que bombardeaban desde el aire reventó los esquemas. Bermúdez saltó con Angel y Rambert y puso knock-out a Pascualito. Definición categórica para una pelea con varios rounds -perdón, jugadas- previos y expulsión para los contendientes. Error de Sánchez, porque en la maniobra indicada el único agresor fue Bermúdez, cuyo puñetazo cerró un ojo y rompió la nariz de Rambert, descontrolado al ver tuerto la roja inmerecida...".
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Después del clásico, Rambert gritó su verdad a los cuatro vientos.
