El 30 de noviembre de 2008 Boca, puntero del Apertura, recibía a Racing por la fecha 17. Ya en el segundo tiempo, con el partido 1-1 y los nervios a mil por el triunfo que no llegaba, Riquelme pesca un rebote llovido en el área de la Academia y con una tremenda volea clava el segundo en el arco de Migliore. Con la Bombonera todavía explotando por semejante golazo, Román sale corriendo a todo vapor hacia la zona de la platea preferencial. La que está arriba de los bancos de suplentes. Allí clavó su mirada desafiante y con el dedo índice, inequívocamente le dedicaba su gol a alguien. El mensaje fue clarito: “tomá, es para vos”.Al toque se armó una escaramuza con empujones en la platea y los “seguridad” tuvieron que sacar a un flaco al que estaban por comérselo crudo. Esa misma noche, tras el partido, los hechos se encadenaron velozamente. La fiscal María Zapata actuó de oficio y acusó a Riquelme de incitar a la violencia y de alterar el normal desarrollo de espectáculos deportivos. El flaco al que Román le dedicó el gol era un tal Agustín Pozzetti y según su tibia versión, minutos antes le había gritado a Riquelme un “vamos Román, vamos que hay que poner huevos”. Riquelme le tomó la patente y con el golazo a cuestas fue a buscarlo. Tanto la estrella como el desconocido fueron citados a declarar en los días siguientes y Riquelme resumió, fiel a su estilo, la situación ni bien salió del juzgado. “La verdad, esto es una boludez”. Tal cual.