Roberto Aníbal Pasucci fue un todoterreno en el Boca de los ochenta. Jugó de seis, de dos, de cinco. Hasta de arquero. Y si algo lo caracterizó fue siempre poner la patita. Y fuerte. Un tema clave en Boca. Entonces se transformó enseguida en un jugador reconocido y respetado por la hinchada.
Pero hay un partido clave en la trayectoria de Pasucci en Boca. Y ese partido fue el que lo catapultó a la categoría de ídolo. Fue el River Boca jugado en Núñez por el campeonato 1985/86. Enfrente estaba un Ruggeri insultadísimo por “La 12” luego del cruce de vereda tras la huelga del 84. Ya antes de empezar y cuando los equipos aún se estaban acomodando, pasó por al lado del “Cabezón” y lo escupió. Y el postre fue el tremendo planchazo que le metió en pleno círculo central del Monumental. Expulsado inmediatamente, abandonó el campo de juego mostrándole pulgares abajo a la San Martín mientras se besaba la azul y oro.
Para completarla, al martes siguiente, en “El Gráfico” tiró, de yapa, una bomba más: “No sé por qué se armó tanto revuelo, si al final Ruggeri sacó la piernita para trabar”. Ya nada fue igual después. Hubo amor y reconocomiento eterno para el gran Roberto Aníbal Pasucci.