En octubre de 1981 Boca se mandó una gira increíble por donde se la mire. A cambio de 180.000 dólares se fue a jugar un cuadrangular a Costa de Marfil en medio del campeonato Nacional.
Ni bien el avión tocó tierra empezaron a suceder cosas jamás imaginadas por el plantel xeneize. Para empezar, un ejército de policías con machetes no pudo impedir que una multitud de africanos saltaran los cercos y llegue a pie hasta la misma escalerilla del avión. Al grito de "Die-go, Die-go" los marfileños querían tocar sí o sí al diez. Ante el primer micrófono, un joven Maradona no salía de su asombro: "... en el exterior, fue lo mas grande en mi vida. Esos negritos esperándome en el aeropuerto me emocionaron en serio. Yo ni me imaginaba que me conocían tanto. Uno hasta me llamó Pelusa".
Pasada la locura inicial, el plantel se alojó en el hotel Ivoire. Allí, bajo estricta recomendación médica, los jugadores tuvieron que tomar cada 12 horas un medicamento llamado Nivaquine. Es que Boca cayó justo en medio de una gran epidemia de paludismo y esas pastillas prevenían la enfermedad. Increíble.
En el estadio Houphouet-Boigny, y especialmente por la presentación de Boca, se había montado una orquesta dirigida por un enano que según decían, era un experto en el arte de manejar la batuta (?). Esta orquesta hacía sonar sus fanfarrias luego de cada gol. De locos.En lo futbolístico, Boca jugó ante el Asec de Costa de Marfil la final de ese cuadrangular. El partido se disputó bajo una lluvia torrencial de agua y de patadas también. Fue tan heavy el partido que Diego, sobre el final y podrido de su marca personal, metió una descomunal plancha tipo karate. Obviamente el árbitro ni mu dijo. Faltando 20 minutos los africano ganaban 1-2 y las tribunas se movían al ritmo de los tambores. Pero Boca lo dio vuelta y clavó un 3-2 final para salvar el honor y de paso llevarse el Elefante de Marfil para las vitrinas de Brandsen 805. Los goles fueron de convertidos por Trobbiani (2) y Huguito Alves.
Como Marzolini seguía internado en Buenos Aires por un problema cardíaco y Bongiovanni no viajó, el improvisado DT fue "Yiyo" Carniglia. Un Carniglia que no se limtó a su papel de técnico. Luego del cuadrangular y a través de José D'amico, un contacto argentino en África, inició velozmente las gestiones necesarias para que Zahui Lorenz, el hábil y movedizo 10 del Stade Abidján de Costa de Marfil, viniera a Boca a préstamo. Por suerte los marfileños se cebaron y pidieron una pila de guita, así que la operación se cayó.
Ni bien el avión tocó tierra empezaron a suceder cosas jamás imaginadas por el plantel xeneize. Para empezar, un ejército de policías con machetes no pudo impedir que una multitud de africanos saltaran los cercos y llegue a pie hasta la misma escalerilla del avión. Al grito de "Die-go, Die-go" los marfileños querían tocar sí o sí al diez. Ante el primer micrófono, un joven Maradona no salía de su asombro: "... en el exterior, fue lo mas grande en mi vida. Esos negritos esperándome en el aeropuerto me emocionaron en serio. Yo ni me imaginaba que me conocían tanto. Uno hasta me llamó Pelusa".
Pasada la locura inicial, el plantel se alojó en el hotel Ivoire. Allí, bajo estricta recomendación médica, los jugadores tuvieron que tomar cada 12 horas un medicamento llamado Nivaquine. Es que Boca cayó justo en medio de una gran epidemia de paludismo y esas pastillas prevenían la enfermedad. Increíble.
En el estadio Houphouet-Boigny, y especialmente por la presentación de Boca, se había montado una orquesta dirigida por un enano que según decían, era un experto en el arte de manejar la batuta (?). Esta orquesta hacía sonar sus fanfarrias luego de cada gol. De locos.En lo futbolístico, Boca jugó ante el Asec de Costa de Marfil la final de ese cuadrangular. El partido se disputó bajo una lluvia torrencial de agua y de patadas también. Fue tan heavy el partido que Diego, sobre el final y podrido de su marca personal, metió una descomunal plancha tipo karate. Obviamente el árbitro ni mu dijo. Faltando 20 minutos los africano ganaban 1-2 y las tribunas se movían al ritmo de los tambores. Pero Boca lo dio vuelta y clavó un 3-2 final para salvar el honor y de paso llevarse el Elefante de Marfil para las vitrinas de Brandsen 805. Los goles fueron de convertidos por Trobbiani (2) y Huguito Alves.
Como Marzolini seguía internado en Buenos Aires por un problema cardíaco y Bongiovanni no viajó, el improvisado DT fue "Yiyo" Carniglia. Un Carniglia que no se limtó a su papel de técnico. Luego del cuadrangular y a través de José D'amico, un contacto argentino en África, inició velozmente las gestiones necesarias para que Zahui Lorenz, el hábil y movedizo 10 del Stade Abidján de Costa de Marfil, viniera a Boca a préstamo. Por suerte los marfileños se cebaron y pidieron una pila de guita, así que la operación se cayó.