Jugar partidos de fútbol en condiciones climáticas adversas tiene un gustito especial. La lluvia, el barro, los charcos de agua y hasta el granizo le dan un toque de dramatismo, que en especial a Boca le queda espectacular.
Pero lo que se vio la noche del 7 de junio de 2007 en la Bombonera no registra muchos antecedentes. Por lo menos en La Boca (en el Centenario contra Cruzeiro en la Libertadores 1977 y en el Defensores del Chaco contra Olmpia por la Mercosur 2000 se vieron imágenes bastante cercanas).
Esa noche, Boca recibía a Cúcuta Deportivo de Colombia por la revancha semifinal de la Libertadores. Pero a la ya difícil misión de dar vuelta un 1-3 se le sumó otro adversario: la niebla. Pero no es una forma de decir. Ya antes del partido se barajó seriamente la posibilidad de suspenderlo para el día siguiente. Es que no sólo las cámaras de televisión no podían registrar imágenes nítidas sino que los árbitros tenían serios problemas para ver todo el campo de juego.
Ese día fue de mucho frío y alrededor de las 18,30 empezó a invadir a la ciudad de Buenos Aires un espeso banco de niebla. El barrio de La Boca, por estar pegado al río, fue uno de los lugares más afectados por el fenómeno meteorológico.
El choque contra los colombianos se atrasó media hora primero y un rato más después para ver si la cosa aflojaba, pero al consultar a gente especialista en el tema, aseguraron que la niebla iba a ir creciendo con el correr de las horas. Entonces hubo que meterle pata y se dio inicio. Y se fue dando más o menos normalmente hasta mediados del segundo tiempo. Allí uno de los líneas llamó al árbitro y le pidió parar el partido porque no podía ver toda la cancha para marcar un eventual offside,
Los de Cúcuta aprovecharon la volteada (el partido estaba 1-0 para Boca) y se querían rajar ahí mismo. Pero tras unos cinco minutos de idas, vueltas y charlas se reanudó la cosa. Lo más cómico sin embargo es que se veía menos que antes. Al toque de reiniciado, Palermo apareció como un fantasma para empujar de cabeza un centro y sobre el final Battaglia puso cifras definitivas para la clasificación de Boca a una nueva final de Libertadores.
Una noche dramática y épica. Bien de Copa. Bien de Boca.
Pero lo que se vio la noche del 7 de junio de 2007 en la Bombonera no registra muchos antecedentes. Por lo menos en La Boca (en el Centenario contra Cruzeiro en la Libertadores 1977 y en el Defensores del Chaco contra Olmpia por la Mercosur 2000 se vieron imágenes bastante cercanas).
Esa noche, Boca recibía a Cúcuta Deportivo de Colombia por la revancha semifinal de la Libertadores. Pero a la ya difícil misión de dar vuelta un 1-3 se le sumó otro adversario: la niebla. Pero no es una forma de decir. Ya antes del partido se barajó seriamente la posibilidad de suspenderlo para el día siguiente. Es que no sólo las cámaras de televisión no podían registrar imágenes nítidas sino que los árbitros tenían serios problemas para ver todo el campo de juego.
Ese día fue de mucho frío y alrededor de las 18,30 empezó a invadir a la ciudad de Buenos Aires un espeso banco de niebla. El barrio de La Boca, por estar pegado al río, fue uno de los lugares más afectados por el fenómeno meteorológico.
El choque contra los colombianos se atrasó media hora primero y un rato más después para ver si la cosa aflojaba, pero al consultar a gente especialista en el tema, aseguraron que la niebla iba a ir creciendo con el correr de las horas. Entonces hubo que meterle pata y se dio inicio. Y se fue dando más o menos normalmente hasta mediados del segundo tiempo. Allí uno de los líneas llamó al árbitro y le pidió parar el partido porque no podía ver toda la cancha para marcar un eventual offside,
Los de Cúcuta aprovecharon la volteada (el partido estaba 1-0 para Boca) y se querían rajar ahí mismo. Pero tras unos cinco minutos de idas, vueltas y charlas se reanudó la cosa. Lo más cómico sin embargo es que se veía menos que antes. Al toque de reiniciado, Palermo apareció como un fantasma para empujar de cabeza un centro y sobre el final Battaglia puso cifras definitivas para la clasificación de Boca a una nueva final de Libertadores.
Una noche dramática y épica. Bien de Copa. Bien de Boca.