Carmelo Faraone llegó a Boca para dirigir el Metropolitano 1982, tras la partida de Vladislao Cap luego de un pobre desempeño en el campeonato Nacional de ese año.
Proclive a innovaciones tácticas y de carácter con mecha corta, Faraone se topó con un Boca bastante empobrecido técnicamente luego del boom Maradona en 1981. No es por hacer nombres propios, pero tener que echar mano a gente como Iturrieta, Apariente, Rodrigues Neto, Bachino, Lúquez y Vijande pueden mandar al muere hasta al mejor entrenador del mundo.
Pese a eso se las rebuscó para dar forma a un equipo combativo que pegó un tercer puesto en el Metro, detrás de Estudiantes e Independiente (a los que se les ganó). En la Libertadores, a la que no se priorizó, hizo agua ya que quedó eliminado en primera fase en un grupo compartido con River y Jorge Wilsterman y The Strongest de Bolivia. Aquí, el tema del recambio fue clave. Y volvemos a lo mismo: algunos jugadores del plantel asustaban a la hinchada y agrandaban rivales.
Siguió hasta 1983 pero los tiempos se acortaron en forma veloz. Eliminado por Argentinos Juniors en octavos de final del Nacional, en el Metro la cosa no mejoró y aguantó casi una rueda: una derrota 0-1 con Unión el 18 de septiembre de 1983 puso fin a su ciclo.
En total dirigió 69 partidos oficiales. Ganó 29, empató 24 y perdió 16. Se convirtieron 102 goles y se sufrieron 72 conquistas en arco propio.De carácter explosivo y temperamental en exceso, vivía los partidos casi al borde de infarto y cualquier fallo o jugada polémica le hacían saltar la térmica y entrar al campo de juego a protestar y pelear con quien se cruzara delante. Quedan el recuerdo numerosos enfrentamientos con árbitros (piña a Bava), rivales y jugadores de Boca (Marito Zanabria y “Gallego” Vázquez por ejemplo)..