Hay que reconocer una cosa. Muchas veces ni los mismos hinchas de Boca tenemos verdadera noción de los desbordes que genera este humilde equipo fundado en una placita por un par de inmigrantes italianos. Y a los que todavía no les alcanza con los miles de ejemplos que andan dando vueltas por estas tierras y por el globo terráqueo en general, quizás puedan convencerse tratando de entender esta locura que se vive en Bogotá con una escuela de fútbol.
La escuela fue fundada el 17 de julio de 2000 bajo el nombre de “Acosta Eventos”. Arrancó con la nada despreciable cantidad de 30 pibes de entre 5 y 17 años y su director deportivo, José Orlando Acosta Cifuentes, tomó de entrada dos decisiones fuertes: primero, nombró a Kike Angulo (ex futbolista) como director profesional para comandar la movida, y segundo, se reventó unos mangos comprando 30 camisetas de Boca. ¿Habrá influido la todavía fresca Libertadores que el xeneize había levantado en el Morumbí con Oscar Córdoba y Patrón Bermúdez como protagonistas? Es muy probable. Lo concreto que ya con director deportivo y uniforme oficial elegido, la cosa iba a empezar a tomar una dimensión insospechada.
En esos primeros tiempos, la sub 17 de la escuela participó de la Copa Pelé en Venezuela y evidentemente el tercer puesto sobre ocho equipos llevó a redoblar esfuerzos. Esa misma camada, pegaría enseguida un subcampeonato en la Copa Independiente Nacional.
Fue entonces que el director decidió dejar las sutilezas de lado y se mandó a fondo. El 10 de enero de 2004 presentó legalmente el cambio de nombre de la escuela. Se archivaba el neutro “Acosta Eventos” por uno bastante más contundente: “Escuela de Formación y Club Deportivo Boca Juniors de Colombia”. Un poco largo quizás, pero con el convencimiento de que en la denominación callejera se iba a llamar de una sola manera posible. Escuela Boca Juniors.
El cambio de nombre empezó a suritr el efecto deseado. Enseguida se arrimó el gimnasio “La Sultana” y se llegó a un acuerdo para llevar a los pibes una vez por mes a entrenar bastante más fuerte.
Finalmente el 4 de octubre de 2004 la Directora del Instituto Distrital de Recreación y Deporte, la doctora Patricia González Ávila, otorgó el reconocimiento deportivo y registró a la escuela con un número de orden legal. Por si a los timberos les interesa, fue el número 561.
La cosa iba tomando una velocidad meteórica. En noviembre de ese mismo año, se citó a una médica deportóloga para hacer una valoración física exigente a alumnos y profesores. Y es después de eso, que las categorías Juvenil y Pre-Juvenil de la escuela fueron invitadas a jugar la Copa Excelencia General Santander. Un hexagonal para medir fuerzas con otras escuelas similares y de mayor trayectoria. A saber: Villas de Madrigal, Club Halcones, Club El Diamante FC y Rivers de Villa del Río. Como era una Copa bastante seria, el Rivers de Villa del Río y los otros tiraron la toalla antes de tiempo y la final fue todo un batacazo. El Boca “A” le ganó al Boca “B” y hubo importantes festejos en las calles bogotanas.
En enero de 2006 los pibes hacían largas colas para ponerse la azul y oro. Se hizo una convocatoria para tomar profesores nuevos y la fama ya alcanzaba escalas a nivel nacional. Y prueba de eso fue el primer puesto como mejor delegación y mejor club sobre 120 escuelas de toda Colombia. El premio fue bastante modesto, pero no por eso despreciable. Un equipo de sonido que fue religiosamente sorteado entre los alumnos y padres de familia de la escuela. Por si a alguien le interesa, el ganador fue el papá de Bhreydy Orlando Villegas, un alumno sub 13.
Para los que a esta altura están ya dudando de este post y se niegan a creerlo, pueden hacer un click aquí y seguir comprobando esa locura a nivel mundial llamada Boca Juniors.