El 12 de marzo de 1972 por el torneo Metropolitano y por la tercera fecha, River recibió a Boca en el Monumental. Por distintos motivos, ambos DT extranjeros tambaleaban en sus puestos. El de Boca, el chileno Fernando Riera, no había quedado bien parado luego de la reciente huelga del 71 que provocaba división en la Comisión Directiva. El de River, el brasileño Didi, no conseguía resultados con su equipo juvenil también emergente de la huelga. Se presagiaba rodada de cabezas para el perdedor.
De acuerdo a lo previsible en el juego, Boca lo aplastó sin piedad, 4-0, con baile y con dos goles de Mané Ponce y dos de Hugo Curioni.
El reglamento del momento estrenaba en ese campeonato la prohibición para los jugadores de abrazarse los once, para no perder tiempo luego de los goles. Como siempre, ¿quién podía ser el conejillo de indias para semejante prueba?: el Club Atlético Boca Juniors. Luego del cuarto gol y con todos los jugadores de Boca abrazados, el árbitro, señor Rodríguez, se acercó al capitán de Boca, Silvio Marzolini, y le mostró tarjeta roja por festejo desmedido.
Una rara paradoja también que el expulsado haya sido un jugador que se destacó por la limpieza con la cual desempeñaba su función de marcador lateral.
La prueba salió espectacular. Boca da ejemplo para todos. Como siempre, al tiempo la reglamentación quedó sin efecto. Marzolini agradecido.
La foto del equipo esa tarde (gracias a Guille): Arriba Rogel, Peracca, Sánchez, Nicolau y Marzolini. Abajo Ponce, Orlando Medina, Curioni, Potente, Suñé y Ferrero.
.
Autor invitado: Miguel Sarfson